11 de septiembre de 2012

Jódete, pobre gilipollas.

Libération’ titula, respecto del hombre más rico de Francia y cuarto del mundo (al saberse que se va a hacer belga para pagar menos impuestos) "Escóndete, rico gilipollas".

Mientras tanto en España, que aún llevamos eso de la riqueza con un punto de envidia, hacemos la ola a Don Amancio Ortega que es, en la lista de Forbes, el tercero.

En realidad el dinero y los ricos es algo parecido a lo de los listos y los guapos. Unos nacen con ello y no por eso son culpables y otros, quizá los menos, son capaces de desarrollar su inteligencia o su capacidad de ganar dinero hasta el límite de lo envidiable. Siempre habrá alguien más guapo que tú. Siempre habrá, no lo dudes, alguien con más dinero. En ese momento no somos capaces de pensar que los feos y los pobres somos muchos más.

No conozco a nadie que se conforme con el dinero o la belleza que tenga. Nadie. Conozco, por el contrario, a demasiadas personas que escupen hacia arriba para culpar a los ricos de sus malos días y a los guapos de haberles quitado a las novias. Conozco a alguien que, obviando que tiene el piso pagado, suele decirme que dado que no estoy, como el españolito medio, continuamente quejándome del dinero entonces soy un hombre rico. Deduce entonces que, cual rico de manual, soy un hipócrita de derechas incapaz de sentir querencia por un trabajador con los genitales sedados por el paro. Se equivoca, pero estoy convencido que habrá sonreído al leer "Libération" de la misma manera que celebrará, al igual que yo, el día que un rico muy rico pise la carcel, que alguno se lo tendrá merecido (no por rico sino por delincuente cabrón).

Atacar a los ricos es fácil, lo difícil es poner la línea de la riqueza. Cuando aparecó el euro (2002) decían que con un millón de euros en el banco se podía vivir de los intereses que ese dinero generaba. Otros dicen que eres rico si por mucho que te esfuerces en gastarlo siempre te va a quedar más hasta el día de tu muerte. Visto así mi madre es rica, también un señor que fallezca mañana. Personalmente creo que eres rico si puedes permitirte lo que necesites. En ese caso si tus necesidades no son grandes es probable que ambos lo seamos porque yo soy un tipo de gustos sencillos. Nunca quise un yate ni un ferrari, eso son caprichos de chino rico que necesita aparentar para suplir alguna carencia irracional. Comparándonos con nuestros abuelos todos somos ricos.

Algunos dicen que castigar a los ricos es justicia social, casi como robar en un supermercado como si un delito menor pudiera compensar el delito de los poderosos evitando la certeza de que ambos son delitos. Insultar a los ricos es insultar, según se marcha, al tipo que te díó una paliza en el patio del colegio en el recreo: una pataleta infantil. Es más, decir que se hará una ley para que los ricos paguen más impuestos es algo populista que llenará las arcas de Andorra o de Belgica, porque, en realidad, ellos miran por su dinero de la misma manera que lo haces tú con tus monedas. Y para la mayoría de las personas del mundo global tú eres el rico. Los otros son inalcanzables y la mayoría, aunque duele admitirlo, lo son porque han tenido suerte y han trabajado duro o lo han heredado de alguien con más suerte o más trabajo aún.

Así que "Jódete, pobre gilipollas".

Lo único que saco del titular es que Francia está llena de envidiosos.

1 comentario:

  1. La mayoría de los ricos lo son, o han heredado su dinero de alguien a costa de la pobreza de otros muchos. El amigo Amancio Ortega que tan bien citas es un buen ejemplo. Sólo en 2011 salieron a la luz más de 30 talleres ilegales que trabajaban para su empresa en suramérica, en condiciones que rayaban la esclavitud. Si tu crees que la única razón para criticar esto es la envidia, es que tienes un pequeño déficit, no se si de moral o de ética. En cualquier caso deberías hablar por ti y no por todos.

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