Existen una serie de elementos en nuestra educación que tenemos asumidos como incontestables.
La educación es un derecho. Existe tu media naranja. Asesinar es un delito. Sonreir es sano. Follar es mejor. La esclavitud es una aberración. Las guerras son malas. El amor es precioso. Conversar nos enriquece. El trabajo santifica. El deporte cura. La familia es importante.
Algunos de ellos se mezclan con nuestra cultura como si pertenecieran al mismo campo.
La democracia es el sistema más justo. El dinero ayuda a ser feliz. El sexo es la manera más aberrante de la infidelidad. Un iPad te hace más cool. Ser cool es ser popular. Ser popular es ser feliz. Los niños no deben trabajar porque eso es explotación infantil.
Otros muchos son partes del desorden que existe en el ser humano entre lo vivido, lo real y la estupidez.
Los homosexuales son enfermos. Los moros son ladrones. Los hombres son machistas. El double check es Dios.
Si nos paramos a pensar sobre las premisas básicas de aquellas verdades que suponemos como ciertas y las comparamos con las verdades de más de algún otro lugar del planeta nos daremos cuenta con tremenda facilidad que ninguna de nuestras verdades lo son tanto porque la búsqueda que ha existido a lo largo de los tiempos sobre aquellos plantemientos básicos de la verdad humana han ido variando a lo largo del tiempo y casi siempre, como si fuera un refrán, han sido verdad y mentira a la vez.
Cuando Antony Quinn vivía en un Iglú en "Los Dientes del Diablo" el esquimal le apreciaba tanto que le ofrecía a su mujer para que copulara con ella en señal de agradecimiento y, sin embargo, nunca pensaríamos dejar a nuestra pareja a un colega por muy bien que se haya portado con nosotros, excepto en el universo swinger (pero eso es otra cosa)
Mi madre, sorprendida con la realidad absurda de que mi sobrina prefiera quedarse en casa para ahorrar para algún aparatito que le permita hablar con las mismas personas con las que no queda y a través de internet durante las noches, no es capaz de comprender tanta devoción tecnológica porque no entiende, con lógica de mediados del siglo pasado, que tener amigos en tuenti sea molón.
Un amigo comparte conmigo la idea que una buena paja es mejor que un polvo de esos que, al final del proceso, solo traen problemas.
Conozco a más de uno que se pasó de santo trabajando y le despidieron porque le tocaba sin que nadie, nunca, le agradeciera tantas horas extras.
Vi llegar de comisaría a aquel vecino al que su mujer le gritaba desde el otro lado de la pared el día que él dijo que no quería seguir en aquel matrimonio y ella confesó que la quiso violar como si se pudiera jugar con esas mentiras para conseguir a los niños y una pensión mejor.
Salió un moro en prensa que devolvió una cartera llena de billetes.
Sufrí como un desgraciado las veces que confesé estar enamorado.
Los gobiernos modernos matan en nuestro nombre para que nos salga más barata la gasolina
Y en más de un país los niños defienden su derecho a trabajar sin que eso sea un tipo de esclavitud.
Claro que sin premisas básicas te sientes perdido, que es lo que le sucede a grandes partes del planeta cuando, en esta nueva situación cultural global, lo tuyo y yo del otro son verdades a la vez.
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