Supongo que nunca fui el hijo de puta cabrón que ella hubiera deseado que fuese cualquiera de todas aquellas ocasiones en las que, desatados como dos perros, nos pudimos llegar a gritar (con y sin palabras) y a decirnos muchas de las cosas que nos atormentaban pero que no pensábamos (si es que las pensamos alguna vez).
Supongo que en todos esos casos estábamos metidos en la espiral de las fases del desamor que va desde el Impacto a la Reconstrucción pasando por la Negación, la Depresión, la Culpa, la Rabia o la Resignación. Nunca pude adivinar si aquel día estábamos en medio de la ira o si vivíamos la misma sensación que tiene un insecto revoloteando alrededor de una bombilla, volviendo una y otra vez hasta que recuerda que, sobre la luz, se quema.
En realidad nunca supe el lugar donde se escondía el amor aunque estuve seguro que existía de una forma exagerada y hasta enfermiza. Dicen, en uno de esos estudios, que el amor ha sido localizado dentro del cerebro. Dicen que está muy cerca de donde se ubica la adicción a las drogas y casi al lado del lugar donde vive el deseo. Será por eso porque recuerdo perfectamente los momentos de deseo aunque no esté de acuerdo con que el amor se cree el día en el que aquel deseo se convierte en un hábito porque tengo la costumbre, esté o no esté, de desearla a diario.
Cuando los amores se pierden por el desagüe del fracaso es mucho más doloroso que cuando se diluyen en el ácido del tiempo.
Por eso mismo y por la experiencia casi honoris causa que me dió la disección de todo aquel proceso creo que el amor no es uno, que no puede estar en un lugar exacto del cerebro, que no se olvida jamás y que la reconstrucción, como las placas que recuerdan los lugares históricos donde sucedieron las grandes batallas, es imposible.
Nunca fui un hijo de puta cabrón, aunque eso hubiera facilitado mucho las cosas.
No creo que el amor esté en un lugar del cerebro porque hay cien millones de lugares, trescientos kilos de canciones, doce exposiciones, nueve paisajes y catorce desayunos donde también aparece sin que invoques su presencia.
Los estudiosos del cerebro hablaran del amor sexual o del amor de reality pero nunca del de verdad.
Y ¿Dónde reside exactamente?
ResponderEliminar...supongo que es un lugar donde puedes reinventarte de nuevo sin miedo a cometer errores porque, pase lo que pase, siempre vuelves a casa.
ResponderEliminarLo que no puede ser es esa mierda que sale por la televisión llena de pasión cinematográfica, de confesiones al estilo "quien quiere casarse con mi hijo" (que huelen a desesperacion y telenovela sin clase) o esa visión egoista del mundo en la que si las cosas no son como tu quieres la otra persona es una egoista.
Supongo que es un ciclo el que te hace llegar a ese lugar y por el camino tienes que superar más pruebas que un superheroe de comic.
No lo se.
No tengo ni puta idea.
Los estudiosos del cerebro te dicen ( esto me lo dijo un psiquiatra hace una semana ) que la vagina se dilata, se conecta con el cerebro y te mantiene despierto hasta que lo alivias.
ResponderEliminarAsí te explican como es el amor. Pues yo digo que alomejor el cerebro no tiene memoria pero el corazon si y que me expliquen lo que es reconocer en los ojos de tu pareja que te aman como el primer día.
Siempre he asociado el 'amor' a la predisposición a las adicciones.
ResponderEliminarTodas las batallas en la vida sirven para enseñarnos algo,incluso aquellas que perdemos.ninguna persona merece tus lágrimas,y quien las merezca no t hará llorar(metafóricamente hablando).seguro qué tu medio limon esta por llegar....
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