3 de septiembre de 2011

Un mono con un ipad

Richard Zimmerman, un tipo que trabaja con orangutanes en diferentes zoológicos, se cree en la capacidad de demostrar al mundo que estos animalillos pueden comunicarse entre si usando un ipad y el skype, lo cual no me parece muy descabellado porque conozco a personas mucho más tontas que el orangután medio que van por ahí contando lo mucho que ligan y las cosas que hacen con diferentes programas de chat.

Supongo que si hemos visto a osos subidos en triciclos, a focas jugando con pelotas o a un grupo de niños en lo alto de un casteller haciendo disfrutar a sus padres sin pensar que se pueden matar desde aquellas alturas, que un mono acierte en el icono de skype y haga ruiditos de monos para que otro mono ponga cara de susto es un experimento científico casi místico y un gran avance para la ciencia y el legado tecnológico por el que se recordara a Steve Jobs.

Zimmerman, al que supongo un ecologista convencido de aquellos que prefiere un gatito sano que mil palestinos muertos (me he pasado, lo se), es capaz de decir que lo que busca es que cuando un humano y tecnócrata sea capaz de ver a un mono usando un ipad con la misma soltura que su cuñado listo será capaz de valorar la importancia que tienen esos animales en nuestro mundo y se involucrará en que no desaparezcan nuestros ancestros evolutivos.

Desconozco si, con el tiempo y el entrenamiento, los orangutanes preferirán a sus amigos de skype que copular con la orangutana que tenga dentro de su propia jaula. En ese caso la demostración evolutiva podrá quedar más que demostrada. Supongo que a dia de hoy preferiran un plátano a un ipad, lo cual es lógico. Sin embargo todos conocemos aquella historia (veridica) del chino que cambió un riñon por un ipad o la asiática que hizo trueque de su virginidad por algún que otro producto tecnológico (sin pilas). Me temo que si empiezan a hacerse fotos de perfil, ponen en marcha un facemonk o se pone de moda en ese mundo de jaulas y lianas la video conferencia veremos a orangutanes sentados, gordos, tecleando compulsivamente y preservando su intimidad de sus compañeros de jaula mientras hacen un grupo a favor que en la selva africana haya wifi en cada árbol.

No me resulta un pensamiento agradable precisamente, aunque te resulte muy mono verle dibujar con el dedito. Quizá para preservar la especie y contentar a la orangutana de la jaula el dedito debería de enseñarle a usarlo de un modo un poco más sano. (Y a la larga (y a la corta) mucho más divertido)

Claro que yo, precisamente yo, no se de animales. De orangutanas y de jaulas, un poco. De Skype, lo justo. De ipad, no me apetece.

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