25 de mayo de 2011

Flora intestinal electoral

Unos estudios han demostrado algo que las personas de querencia hacia los problemas estomacales ya sabíamos: que los problemas de la flora intestinal afectan a la conducta

Unas encuestas, disfrazadas de análisis electorales, han demostrado algo que las personas con excepticismo sobre la naturaleza hispana ya sabíamos: que en España hay problemas de intestino.

Porque seguimos viviendo en un pais donde un tipo escondido en una afrenta personal porque no le hagan caso se monta un partido en Asturias y obtiene la mayoría diciendo en sus primeras declaraciones que se va a poner a trabajar (como si hubiera estado de espicha los últimos años).

Seguimos viviendo en un pais donde tenemos la virtud de dar una nueva oportunidad a la democracia para que algunos puedan, desde la inexperiencia absoluta pero la legitimidad de las ideas, presentarse a unas elecciones y les damos la alcaldía de Donostia sabiendo positivamente que el único presupuesto que han manejado previamente es el de la compra cuando van al Eroski, porque no fueron elegidos nunca presidentes de su comunidad de vecinos y se pasaron la campaña bailando y cantando la internacional con el puño en alto.

Seguimos quejándonos amargamente porque hay más banderas azules en el mapa que en la mejor previsión del plan de costas sin pensar que la última legislatura será recordada como una especie de apocalipsis institucional donde lo que se pudo hacer mal se hizo peor.
Seguimos teniendo un mal ganar gritando desde las aceras de Genova que "esto es democracia y no lo de Sol" con la energía justa para que no se nos caiga el jersey del cuello y la estupidez prepotente del que no sabe los tiempos de penuria que le esperan por delante hasta que grite "Rajoy Dimisión", dentro de 4 años y con una chaqueta de pana con coderas (desde la #acampadabarranquillas).

Damos más mayoría absoluta a imputados, más votos a los que vienen desde atrás, más declaraciones televisadas que producen asco, más "chincha rabiña" de los unos a los otros y más alimento a la flora intestinal estatal.

Y ya se sabe que si estás mal del estómago no puedes pensar con la suficiente claridad.

Será cuestión de tener que asumir que es imposible vivir en España sin obviar la españolidad o que, simplemente, es un problema de dieta.
Pero de dieta global.

Habrá que obligar, por ley, a desayunar, en camiseta y con legañas, el amargo y sanísimo zumo de pomelo, prohibir los pinchos de tortilla y los partidos electorales azucarados.

Pensaba que iban a ser unas elecciones en las que primara el sentido común. No me di cuenta que estamos en España y que ya no es verdad que "como en España no se come en nigún sitio".

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