10 de abril de 2011

El glamour de la música sin letra

"Conozco un bar pequeño, de esos que están escondidos en los lugares incorrectos, donde te preparan unos GinTonics casi perfectos mientras el camarero, sin prisa y sin dinero, te da conversación mientras Ella Fitzgerald suena como nunca y el tiempo parece que se ha parado".

Si oigo ese tipo de descripciones se me activa un resorte dentro del cuerpo que no me deja en paz hasta que descubro el lugar donde dificilmente me decepciono.

Sin embargo el miercoles acudí como un borrego a una inauguración llena de cerezas y de niña mona con tacones altos donde los vecinos llamaban a la policía y los coches caros aparcaban en la puerta del local. Es uno de esos lugares de moda artificial que nacen con la idea de las luces de colores que te envenenan y los ritmos que te percutan. Es uno de esos sitios en los que si no has estado no eres nadie (para algunos) y donde las canciones que suenan no tienen letra porque son del Café del Mar o del Dj de moda.

Es de esos lugares donde el portero te repite una y otra vez que dentro se está celebrando una fiesta privada.


Las personas, dentro, se miran altivas como si pertenecieran a una extraña logia. Las conversaciones suelen estar considerablemente vacías y los monitores de los gimnasios ganan adeptos si dicen que son "personal trainers". La mayoría quiere sentirse reconfortado únicamente por estar dentro y que la copa cueste 20€ lo creen adecuado.

Lo podría resumir: Mucha niña mona, más de alguna sola. Luces de colores. No lo pasé bien.

Claro que hace tiempo mantuve una conversación en la que yo sostenía lo importante que son las letras de las canciones y hoy descubro que la otra persona hubiera matado por estar en la lista en la que yo estaba (pero no pertenecía) para aquella fiesta.

Reconozco que mi parte más glamurosa se va muriendo con los años y que la última copa del miercoles la tomé en un pequeño local. Cuando te fijas en la gente por la calle descubres que todos los jubilados parece que visten igual y leen completamente el periódico. Yo sigo leyendo las letras de las canciones.


La música sin letra posee los bares donde lo que importa no es todo, sino la mitad del contenido. Claro que para algunos hacer el esfuerzo de escuchar es demasiado esfuerzo. El glamour comprimido en las latas de conserva de algunas noches elimina las cosas importantes que nos tenga que decir lo que sale por los altavoces.

1 comentario:

  1. Creo que eres de las pocas personas que hay por la red que siempre hacen alusion a las letras, cosa que yo agradezco muchisimo, ya que a mi me distraen las melodias, sobre todos las de guitarra acustica y piano y eso hace que me pierda estas maravillas como la que has puesto de Coldplay, gracias.

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