11 de enero de 2011

Despertando alrededor del mundo

Una vez un buen señor de edad me explicaba que el trabajo perfecto es aquel que te permite levantarte a las 10 de la mañana y acostarte a las diez de la noche. Durante años he estado luchando por ese objetivo y aunque he logrado levantarme a las 10 es extraño el dia que no estoy en mi trabajo a la hora marcada para dormir. Tengo la mitad del objetivo conseguido.

En el video siguiente se muestran las diferentes formas de despertarse que existen, cada día, en diferentes lugares del mundo. Tokio, NY, Londres, Shangai, Cuzco, Varanasi, Venecia...

Mi despertar perfecto, que es el despertar de algunos domingos, incluye bajar sin duchar a por el periódico y un par de croissant. Prepararlos a la plancha con un poco de mantequilla. Hacer café. Despertarla con una música sonando de fondo y abriendo despacio la persiana para deshacerme con su cuerpo agarrado a las sábanas, las piernas un poco recogidas y los ojos aún cerrados. Desayunar despacio dividiendo el periódico en dos (que supongo que es por eso por lo que llevan suplemento los fines de semana). Volver a la cama juntos 15 30 minutos mientras se llena la bañera. Empezar a planificar el día dentro del agua. Descubrir que se está haciendo tarde y soñar con la próxima vez que la casualidad me deje repetir ese ceremonial que te deja arrastrar la sensación de sueño hasta las dos de la tarde.

Los dias normales me despierto con el toque a diana de la corneta de las noticias, empiezo a correr porque hay un reloj azuzándome, me afeito en la ducha, me visto de persona digna y vuelvo a casa cuando ya es de noche.

Como nunca me acostaré a las 10 tengo un día de cada 7, con suerte, para ser yo. Viendo el video creo que algunas prisas son los peajes de las sociedades modernas aunque, en realidad, esa pereza mañanera es innata al ser humano, te guste o no hacer el amor por las mañanas. Every day is like Sunday, cantaba Morrisey.

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