2 de julio de 2010

Mi nueva Wonder Woman

Siempre, como si aún perdurara en mí una reminiscencia del niño que se sentaba absorto en el cine, he querido ser Superman pero no se me ha ocurrido saltar al vacío por mi ventana para descubrir si acaso era capaz de volar porque sé que no puedo volar.

Pasados los años y con ese despertar hormonal que todos hemos sufrido y en el que algunos estamos residentes descubrimos con absoluta sorpresa a la voluptuosa, turgente y (desconozco) comunal Mujer Maravilla.

Y quisimos casarnos con la Mujer Maravilla porque nos han gustado las mujeres poderosas que tienen conciencia justa y pueden volar como nosotros.

En realidad nos gustaba esa imagen brillante y profundamente hormonada de una mujer que lucía la bandera americana en una de esas bragas que levantan el trasero junto con un corpiño dorado y pendientes a juego con la estrella que sujeta su pelo. Era tan poco glamuroso como excitante porque nunca sabemos cual es el motivo por el que algunas personas nos excitan de manera irracional.


Ahora, como un peaje a los 600 comics de Wonder Woman o a los 69 años de vida de la superheroína, han decidido cambiar el look de la susodicha. Es más estilizada, con menos pierna al aire, quizá una talla menos de pecho y algo más lúgubre porque ser una mujer misteriosa está de moda en el poco heróico siglo XXI.

Y aunque no hay feas en los videojuegos quizá reside en mí esa pasión irracional con aquellas imágenes que tanto me excitaron en aquella infancia en la que no teníamos internet, en la que escondíamos revistas pornográficas debajo de los ejercicios de matemáticas y en la que Wonder Woman era un sueño que ayudaba a despertar parte de nuestra carga sexuada.

Quizá por ello al verla como si pudiera ser cualquier mujer con horas de gimnasio que pudiera cruzarme por la calle me da la sensación que le han robado el principal poder que tenía sobre mi: excitarme como al niño de 12 años que aún llevo por dentro.

Tambien es cierto que, aunque soy Superman, tampoco voy por la calle con los calzoncillos por fuera. Wonder Woman: tenemos una cita. Pasaré a buscarte por tu ventana. Ponte esa ropa que tanto me gusta y que guardas en el armario encima de los zapatos que tampoco te pones.

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