5 de julio de 2010

El calor hipócrita de la religiosidad

Algunos científicos han sido capaces de afirmar que la soledad produce frío.

Otros estudiosos han llegado a la conclusión que los bloggers, por lo general (y en un 78%), presentan síntomas de depresión.

Supongo que eso quiere decir con claridad cristalina que aquellos que mantenemos un blog somos personas frescas, como un pescadito del tiempo, como un delfín. Pero sin amigos.

Discrepo (Aunque eso no lo pueda contrastar con un millón de amigos que lo certifiquen porque no los tengo). Considero que tener un blog, como obsesionarse por cualquier otra actividad personal o grupal, es algo intrínseco al ser humano. Aunque también es verdad que las personas que se sienten más excluídas socialmente son las que más facilmente caen en las redes de cierto tipo de exageraciones religiosas. La diferencia entre la salud y la paranoia está en el grado de implicación con dicha actividad. Ir a misa, como ir al gimnasio, a un mitin de un partido político, al fútbol o a un concierto de algún grupo musical tiene que tener sus elementos positivos. Ir todos los días y de manera obsesiva es una enfermedad, aunque seas la madre del candidato o la novia del cantante del conjunto beat.

Por alguna razón que me niego a buscar parece ser una realidad que aquellos entornos que ponen a nuestra disposición un mayor número de posibilidades son aquellos que nos generan más insatisfacciones de la misma manera que mi sobrina (que es una de esas niñas que ha tenido casi de todo (material)) no es capaz de jugar con las cajas de cartón de sus regalos porque sabe que el regalo está dentro y, sin embargo, hay un componente mágico en aquellos niños que valoran más el envoltorio que el regalo porque al descubrir que hay algo más allá de esa apasionante caja de cartón resulta que un único regalo son dos.

En las sociedades más modernas se está dando un repunte de la religiosidad, eso es cierto. Quizá es fruto de la necesidad de encontrar sustitutos a las amistades falsas o a los amores perdidos. Quizá es que todos buscamos, en nuestro caracter ególatra (que es el egoísta que cree preocuparse por los demás), una respuesta, un soporte, algo o alguien que nos diga que vamos bien, que estamos guapos esta mañana, que tenemos los dientes más blancos que nunca...
Esa religiosidad puede ser una iglesia de creencias tradicionales o la iglesia gay de Valencia, puede ser un taller de punto de cruz con profesora que te diga siempre que lo haces bien, puede ser una amante mentirosa que siempre te prometa amor y hable maravillas de tu sexo, puede ser una afición irracional a un equipo deportivo, un trabajo donde te adoren los compañeros o un blog con visitantes. Esa religiosidad responde a la búsqueda de un lugar donde siempre te encuentres reconfortado sin peligro a la crítica, al esfuerzo o a la soledad.


Por eso, quizá como conclusión, todos buscamos algo de calor.
Por eso nos encanta que nos mientan si es a nuestro favor.
Por eso todos los críticos somos tipos fríos.

Por eso, quizá como conclusión, los hipócritas son los líderes de este mundo ególatra, son los que mienten al oido de las chicas en los bares, son los nuevos evangelizadores de mentiras reconfortantes que resultan ser la manta en el sofá de la gran ciudad que te congela.

4 comentarios:

  1. Creo que entiendo lo que dices... pero creo también que es una visión algo superficial de la religiosidad. Es mucho mas que eso... afortunadamente!

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  2. Religiosidad en el sentido de aquellos reductos que el ser humano busca para sentirse respaldado. Puede ser un cura que te prometa el cielo eterno, un equipo que te prometa triunfos, un partido que te asegure gobierno justo o un patan con labia que te asegure que eres la mujer mas maravillosa del mundo esa noche. los chicos que mienten siempre ligan más, te lo dice uno que no puede mentir en un bar.

    Para la religiosidad tradicional siempre tienes a George Carlin; http://vimeo.com/6316758

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  3. Me reafirmo... no es comparable. Te hablo, evidentemente de una religiosidad bien entendida, madura, fundamentada... Eso es mucho mas que un reducto donde sentirse respaldado, donde va a parar!... y mucho más, desde luego que una final del mundial, o un patán que te jura amor eterno una noche estrellada. No se pueden poner a la misma altura, porque entonces pierde valor. Cuando todo vale, nada vale nada...

    En cuanto a George Carlin, lo confieso, me he reido, pero ese tonito tan propio de mi gremio (el periodístico), el del que está de vuelta de todo, por encima de todo... la verdad, me parece facilón y me suena taaanto.

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  4. Tirando por el lado blogger más que religioso, os invito a leer este post que publiqué hace unas semanas en mi blog:

    http://observadorsubjetivo.blogspot.com/2010/06/alguien-sabe-por-que-escribimos-blogs.html

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