17 de junio de 2010

La ceguera frente al cambio.

En cantidad de ocasiones nos hemos puesto delante de los pasatiempos como unos sesudos intelectuales semiprogres que leen la prensa para estar informadísimos y sin embargo nos habíamos quedado birojos con ese pasatiempo tan tonto de las dos imágenes en las que hay 8 diferencias.

Después, 10, 15 o 77 minutos después (depende de la procrastinación del momento) descubrimos con asombro que a una de las figuras le faltaba un brazo y nosotros ya habámos contado en repetidas ocasiones la cantidad de pelos de la cabeza del de la izquierda y del de la derecha. Ese efecto de no darnos cuenta de diferencias tremendamente obvias se llama ceguera frente al cambio.

Puedes detectar cómo ella tiene un sutil arañazo en la espalda que carcome tu virilidad (siendo fruto de una cremallera de aquel vestido que tú mismo, gilipollas, abriste con fuerza irrefrenable) y no darte cuenta que se ha teñido de rubia a pelirroja.


Se supone que todo se debe a la evolución. Se supone que la rápida detección de los más pequeños cambios es aquello que nos ha permitido perdurar antes las amenazas y por ello (y analizando el comportamiento de la mirada) el ser humano tiende a fijarse más en algunos detalles que en otros.(Se basa en los mismos datos del estudio que afirmaba que el ser humano busca amenazas en la visión periférica más que en la visión frontal). Eso es lo que dicen, más o menos, los tipos que han gastado un poco de dinero público británico para dicho estudio.

Más o menos es una certificación de aquel ejemplo certificado en lo dificil que es contar la cantidad de veces que se pasan las pelotas las personas de camisa blanca del video de Daniel J Simons...
...y no percatarnos que habia un mono pasando por el medio porque estábamos pendientes de otra cosa.

Así que supongo que a nuestros dirigentes tan listos y tan ecuánimes lo que les sucede es que están preocupados por la ojera del uno y otros por los pitufos del otro y no se han dado cuenta que lo obvio es que hay crisis del tamaño de un orangután. Será que, como cualquier hijo de vecino con defecto de atención, sufren de ceguera frente al cambio...
...y nos hacen tuertos a los demás.

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