24 de febrero de 2010

Micronaciones

A raiz de la historia de uno de los grandes mentirosos de la historia, Geoge Psalmanzar, que leo en el blog de maikelnai y de cómo este señor se inventó una nación (basada en Taiwan) para lograr representatividad ante la alta sociedad londinense allá por el siglo XVIII ha llegado a mi memoria la realidad del pais de Sealand.

Sealand no es más que una plataforma petrolífera abandonada a 12 millas naúticas del Reino Unido que fue construida en 1942 e independizada tras su compra en 1967. Es, probablemente, la micronación más famosa del mundo.

Micronaciones hay muchas. Casi todas se forman por una reclamación territorial (normalmente economicamente interesada) y tienen en común la falta de reconocimiento por parte de las demas naciones (salvo casos ya comentados). Intentan conseguir el estatus diferente de microestado (a Andorra me remito) que, al estar reconocidos por las naciones unidas, disponen de un voto en la asamblea general de las mismas (un estado=un voto).

El caso de Sealand, como el caso de esa ciudad que Google quiere hacer en el mar (según ellos para ser equilibrados con el planeta y refrigerar sus servidores con agua y así hacernos el bien) (según otros para no tener ninguna legislación que les haga pagar impuestos o tener que ser éticos con nuestros datos personales), saltó a las noticias cuando se rumoreó que The Pirate Bay (un portal de enlaces de descargas, más o menos) quiso comprarlo para hacer lo mismo que estoy diciendo de Google. Al fin y al cabo está a la venta por unos 750 millones de euros (como es lógico a través de una inmobiliaria española).

Así que se llame Sealand, Gnostopia, Hutt River, Seborga o la república independiente de tu casa ( a la que puedes llamar Petoria) recuerda que si tiene población permanente, territorio determinado, gobierno y capacidad de entablar relaciones con otros estados ES una micronación. Mi problema es que suelo bajar a comprar el pan, pero yo para entablar relaciones siempre estoy dispuesto (aunque mis relaciones internacionales son, últimamente, profundamente deficitarias). Habrá que hacer turismo. Hay vuelos económicos, largos viajes en moto, depósitos de gasolina llenos y ganas de mimos y afecto para reuniones bilaterales en alguna cumbre.

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