15 de junio de 2009

La crisis nos hace poligoneros

Todo empezo con Camps, al que le sigue gustando ser un tipo elegante. El presidente de la comunidad valenciana se supone que se gastó 12mil eurillos en ser un tipo estilizado y a la moda, con sus trajes a medida y su sastre traicionero.

Ahora resulta que Caramelo, de trajes que admiro cuando los veo expuestos, va a cerrar o al menos esa es la intención ya que gerencia ha denunciado a sus empleados por romper las instalaciones en un arranque de furia proletaria.

D&G cierra en Barcelona (al menos en la diagonal) y sé de buena tinta que CH (Carolina Herrera, no Carmen Hornillos) en Bilbao no está en una situación especialmente brillante en lo económico, justo al ladito de Louis Vuitton.

Yo siempre había pensado que quien era capaz de hacer bien su trabajo era quien iba a superar la crisis, que todo esto se iba a llevar por delante a toda esa amalgama de pequeños profesionales de la apariencia tras el descubrimiento por el consumidor de a pie que el mal producto dura menos que la entrepierna de un vaquero de H&M.

Parece que me equivoqué.

Primero fueron los calcetines de Esperanza Aguirre con ese aire a un documental de callejeros o a un domingo frente al televisor.

Después las noticias de crecimiento de Desigual, esa ropa con aire de anuncio que hace que todas aquellas mujeres que quieren ser fashion terminen con el mismo abrigo por la calle pensando que sus amigas creen que es de Custó

Más tarde la internacionalización de Adolfo Dominguez, escapando de la piel de toro para poder seguir dando salida a sus trapillos o el mantenimiento de los 184 millones de beneficio de Inditex.

Pero hoy ya hemos dado el salto definitivo mostrando a Elsa Pataky como la nueva Juani del siglo XXI, ahondando en el nuevo look para la crisis: el look poligonero.

Así que a partir de ahora, como si fuera un revival del grunge protagonizado por warryboys y un grupo mezclado de góticas, hippys y emos, hemos dado una pequeña estocada al glamour de verdad, a la elegancia de toda la vida, a la belleza de un buen traje o al parecido remoto con alguna actriz o actor del hollywood convencional.

Definitivamente esta crisis que nos mata lugares que pensábamos que eran para toda la vida también se va a llevar por delante ciertas partes de la elegancia.

Conozco a quien, cuando está con la moral por los suelos, se viste elegantemente y se lanza a la calle para hacer que su ego le haga superar la pequeña crisis de identidad en la que se sumerge de vez en cuando. Y el truco le funciona. Es mejor remedio que pagar por una mala prenda que pasará de moda cuando en vez de parecer vieja, lo sea. Porque la Juani, cuando pase de los 50, ya no llevará la ropa tan prieta ni su acompañante las cadenas de oro, aunque continúen disfrutando del sexo en el asiento trasero de un Opel Calibra tuneado mientras suenan las canciones de amor de Camela.

Y además, si vestimos como si no hubiera crisis quizá se acabe sola. Ignorarla puede ser un buen truco

Pd: el pesimista existencial se suele vestir aqui. (no predico con el ejemplo, cierto es. Mañana mismo me compro un traje de Caramelo (y lo chupo hasta que se gaste (el chiste es obvio))

2 comentarios:

  1. Yo hoy me he puesto trapillos del J&J, y estará mal que lo diga pero voy igual de elegante. Me favorece, me rejuvenece, me hace sentir otra vez veinteañero.

    Esos de Caramelo no te vistieron aquella vez con los pantalones a cuadros, ¿verdad?. Y te sentaban mejor que cualquier traje caro, sin peloteos...

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  2. es curioso el exito que han tenido esos pantalones de cuadros... y mira que aquel dia dije cosas interesantes en tv... pero , claro, es tv. A nadie le importa lo que se diga. Siempre puede mas la imagen, sobre todo si es a cuadros.

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