desde inbed hasta un conejo animado

Hoy, como otros muchos días, es uno de esos en los que mataría por no dormir solo.

Sin embargo, como otros muchos días, hay que joderse.

Navegando por ahí he descubierto el diseño que cubre (parcialmente por supuesto, porque no cuenta chistes ni hace lo otro) ese tipo de carencias. Es InBed. (ver foto). Consiste en una compañera de cama virtual que se proyecta sobre la sábana. Se mueve si tu te mueves e incluso te hace "la sillita" si supones que te acercas a su lado.

Pero la maldita tecnología está aún a años luz de la realidad y no podemos evitar que lo que no se puede tocar (o sentir), no es cierto.

La tecnología lo único que hace es cambiar la forma de vivir las mismas cosas. El otro día comparaba los powerpoints con las cadenas de pesetas de mi infancia y podemos suponer que las revistas porno que yo escondía de pequeño ahora son los archivos ocultos que habitan en cualquier ordenador de pseudoadolescentes (ellos y ellas, lo afirmo). Y las notas en papelitos de clase son sms o mails. Sólo cambia el medio, que se tecnifica, pero la esencia es la misma.

Quizá lo único que pasa es que antes soñaba con dormir acompañado y ahora puedo ver a mi compañía, pero sigue sin ser de verdad, sigue sin moverse y acorralarte en una esquina, sigue sin despertarte a media noche para hacer el amor, sigue sin darte un beso por la mañana y sigue sin ser Jessica Rabbit. Al fin y al cabo, ella se casó con un conejo animado. Y al fin y al cabo, la última vez que dormi acompañado me levanté con la espalda destrozada, sin follar y sin besos. Pero hace tanto que casi no me acuerdo.