Mal dia para buscar

16 de agosto de 2017

La impaciencia hiperbólica

Cuando se habla del descuento hiperbólico lo importante de la conclusión es considerar que cuando el tiempo entra como variable en la ecuación el resultado o la decisión que se toma es diferente. No es lo mismo tener 10 euros ya que 100 euros dentro de un año.

Lo que pasa es que suele asociar a las decisiones conscientes que uno ha de tomar respecto de si mismo. Bien por esa teoría que se basa, absurdamente, en que el 100% de la responsabilidad de lo que somos o nos sucede es cosa nuestra. Igual de absurdo que creer que la culpa de nuestros males es del presidente del gobierno o de una multinacional. Porque hay un porcentaje, no sé cual, pero lo hay. Quizá la conciencia de ello y el encuentro de esa cifra en su justa medida sea la clave de la felicidad y, en consecuencia, el sentido de la vida.

Pero ¿qué pasa si nos centramos en el tiempo de respuesta a nuestros actos o nuestras necesidades conscientes o inconscientes?. ¿Eso determina nuestra vida?. Si, lo hace. Lo hace el tiempo de duración del video que hemos encontrado, el tiempo que duran los anuncios determina nuestra atención sobre los mismos, el rock tuvo parte de su éxito en que las canciones duraban menos de tres minutos. Los whatsapp largos no se leen más que por encima, si no te responde de forma inmediata crees que te van a mentir y además aprovechas para lavarte los dientes con lo que pierdes el hilo de la próxima mierda que ibas a contar. Puedes ser digno unas horas, quizá un par de días pero el tercero tienes que ir a cagar y es ahí cuando, sentado, empiezas a aceptar que ya ha empezado la cuesta abajo, que has perdido glamour. Una vez me fui a la cama reconociendo que había sido un tipo brillante y amable en una cena. Pensé que no iba a poder ser jamás tan estupendo como aquella vez y me acordé de Pelé, que se retiró en lo alto de su carrera. El día siguiente marché y nunca más volví a quedar con aquella gente. Un cobarde, si, pero en lo más alto que iba a poder llegar. Un gilipollas, también.

Los tiempos de respuesta a nuestras expectativas determinan nuestra vida en cierta medida. Es un grado de impaciencia. La impaciencia hiperbólica. Miramos las visitas de la página los siguientes diez minutos a la publicación pero se nos olvida, diez días después, que estaba ahí. Esperamos resultados inmediatos a los globos sonda que lanzamos al hiperespacio sin dejar que sobrepasen la atmósfera. Queremos amor eterno después del primer beso con lengua. Fidelidad absoluta tras la primera confidencia porque en la cuarta, cuando hemos admitido que nos da miedo la oscuridad, empezamos a pensar que os van a apagar la luz cuando nos despistemos. La constancia no es una virtud de moda y eso, como el sueño de la razón, produce monstruos.

Esos monstruos son los triunfos de la nueva era: las canciones de mierda con un ritmo de tres segundos que se repite, los eslóganes graciosos, los memes, las historias sentimentales (con enamoramiento, desarrollo y decepción) de tres horas, los resúmenes de partidos donde solamente salen los goles. Los greatests hits resumidos con los que más de uno dice que sabe de música, arte, deporte o amor sin haber, en realidad, llegado a tener la paciencia de conocer ninguno de ellos de forma completa. ¿Cuantos vídeos de youtube dejas que terminen pero los comentas como un experto en la próxima cena social?

Una vez, sí, pero hasta el final y de forma completa, degustando en vez de devorando. Eso es mejor que conocer solamente los resúmenes de cien pero tienes menos temas de conversación.

No dijo lo que quería oír los tres primeros segundos después de presentarnos y no volvimos a hablar jamás. Es un spoiler del cortometraje de "el columpio". No fue capaz de escribir un libro porque a partir del carácter 141 se quedaba sin ideas, es un ejemplo de futuro. Nadie oyó la sinfonía porque duraba más de tres minutos. El futuro tiene pinta de ser mediocre y breve. Arqueología de las cosas que se hicieron viejas hace tres minutos. Obsolescencia impaciente. Resultados de mierda inmediatos que pisan todo aquello que tarda en cocerse a fuego lento.

Comida basura.

1 comentario:

Anónimo dijo...

miedo escénico, o acojonamiento total, DE ESO SUFRIMOS TODOS !!!!.....pero no hay escuelas donde aprender,
cagar, follar, amar, reir, llorar, son verbos de la real academia de la lengua así que venga....a sentir.....los placeres de practicarlos....

Puedes pensar que habría pasado si no te hubieras ido a lo Pelé ????