Mal dia para buscar

2 de abril de 2015

Depresión, vacaciones, autoengaños y neuróticos



Así que, como tengo un poco de neurótico deprimido, dispongo una mala previsión para los próximos días. Es casi como un horóscopo chungo, como salir perdiendo en las apuestas, como discutir con la pareja en un día de resaca o como competir con un profesional en una actividad que requiera habilidad adquirida. A veces no es lo mismo partir de cero que de menos cuatro.

Todo esto no dejan de ser reflexiones a golpe de la soledad de un trabajador la tarde previa a la desbandada nacional donde ocho millones de desplazamientos acapararán las carreteras, los hoteles y más de un chiringuito para beneplácito y resarcimiento de la maltrecha economía nacional. Somos un país de crisis donde, para superar el mal trago de la insuficiencia monetaria y laboral, una mayoría suficiente, si no absoluta (la mitad más uno), se va de vacaciones.

En realidad el concepto vacacional como un derecho ha sido aceptado a la misma velocidad que los móviles, que se mostraron al mundo en 1973 y se quedaron en la mesilla de noche hace quince años. No son muchos y para algunos son demasiados. Yo tuve un nokia 2110.

-Estoy deprimida- me dijo una amiga. -Ya no cobro paro y no encuentro trabajo. Estoy a punto de entrar en depresión- Siguió después de dar un sorbo al final de una cerveza consumida la mañana de un miércoles. - Voy a irme unas semanas a Argentina.

Yo asentí. Pensé, casi de manera automática, si acaso era rica. Calculé rápidamente si acaso yo, sufrido trabajador incansable a la búsqueda onírica de la estabilidad económica y la realización personal, podría dejarlo todo y marchar a otro continente. No era posible.

-No te creas que soy rica- continuó como si me hubiera leído el cerebro- he tenido que pedir algo prestado y voy a ir de barato. -¿Qué es de barato?- pregunté. -A habitaciones alquiladas, albergues, tirando de amistades... ya sabes-. No, yo no sé. No tengo ni idea. He estado de prestado, si. Muchas veces. He ido a casas de amigos y he comido los platos de sus abuelas poniendo buena cara. He andado mucho y una vez dormí con un saco en medio del campo lavándome en los aseos de una gasolinera. Lo hice pero no fue gratis. Nunca es gratis. Nada es gratis. No se puede hacer autostop para cruzar el océano. No entra en mi cabeza gastar para superar una crisis económica personal pero, claro, yo soy de ciencias y conozco la diferencia entre los números reales y los imaginarios.

Sin embargo unos meses después la volví a ver. -¿Qué tal estás?- dije -Bien. Ha sido una experiencia maravillosa- respondió deslumbrando con la sonrisa. -Ahora estoy triste porque no me ha salido ningún trabajo en este tiempo- Y yo pensé en un proverbio que cuenta que algunos problemas se solucionan solos.

Me sorprendió el punto de atrevimiento de aquella manera de ver el mundo, sobre todo por esa educación extraña llena de responsabilidades que yo he hecho de mi día a día. Me pregunté, como un cuerdo en medio de un psiquiátrico, si acaso tenía alguna premisa inconclusa. Recordé que algunos psicólogos consideran el autoengaño como una sofisticada forma de inteligencia. Consideré que aquella manera de vivir la vida era una manera de engañarse y, sin embargo, Rusia, toda Europa, Centroamérica, India y ahora Argentina habían sido unos bonitos engaños vividos mientras yo, con la mochila de la responsabilidad a la espalda, no había vivido engañado más allá de algún lugar que me permitiera volver en menos de cinco horas.

Y, aunque el tiempo en mi depresión va mucho más despacio, es más que probable que siga anclado en el mismo lugar desde hace años. Paralizado, neurótico y viendo como la ciudad se va vaciando de autóctonos y llenando de turistas que se quejan, si son de casa, de lo mal que está todo mientras se toman una cerveza al sol.

Porque toda persona tiene derecho a un trabajo digno, porque toda persona tiene derecho a unas vacaciones y un móvil con conexión a Internet, una vivienda, una nevera, que le quieran de forma incondicional y wifi gratis.

Yo soy el tonto que paga todas sus conexiones wifi. Las mías.Me enseñaron a esforzarme por conseguir los pequeños triunfos. Me educaron con la premisa de tener que renunciar a algunas cosas para conseguir otras, a obtener recompensas por esfuerzos, a sacrificarme un poco para llegar a la cima de alguna montaña. A mitad de la ladera veo a más de uno subir en helicóptero. Son los mismos que han dejado las plazas de aparcamiento vacías en el último día laborable. Los que viajan de barato pero viajan esperando que sus problemas se solucionen sin hacer nada al respecto.

Y aquí estoy yo, pegándome con mis problemas, sin ganar el combate. Resentido como un perdedor.

No recuerdo el dineral que me costó el Nokia 2110. Recibí una foto desde Argentina con un móvil regalado por una operadora en un contrato de permanencia que nunca permaneció.

Tengo trabajo pendiente. A veces me duele no ser capaz de autoengañarme. Probablemente si: es una demostración de inteligencia, aunque sea de barato. Aunque los besos sean de mentira, los vuelos low cost, los hostales de tercera y el nivel de paro, de récord.

Al fin y al cabo, "como he asumido que nunca podré tener un trabajo digno o pagar completamente una vivienda, habrá que vivir". Y oyendo esta sentencia me quedé, planchado y pagando mi hipoteca esperando que llegue un momento en el que empezar a vivir cuando, solamente, va pasando el tiempo. Ese que dicen que pone casa uno en su sitio y, por ahora, mi sitio es este y el de otros, todos los demás.

Es falta de valor y más de una neurosis, no lo voy a negar.
También es que tengo una poco contemporánea manera de entender el mundo o que el pan es para el que se lo trabaja. 

8 comentarios:

Alberto Secades dijo...

Empiezas con psicología y terminas con pan.
¿Cómonosentircomopróximoaquellodeloquehablas?

pesimistas existenciales dijo...

Porque eres un panadero loco

Anónimo dijo...

Eres el típico chapado que va de responsable y te sientes capacitado para criticar el modo de vida de otras personas porque tu eres el honrado que paga impuestos, chaval, take it easy, sal de la cueva, puede que con la edad que tengas y toda tu madurez adquirida te creas en una posición como para dar ejemplo pero no eres mas que el producto que la sociedad ha querido que seas

pesimistas existenciales dijo...

No es una cuestión de dar ejemplo, es una cuestión de lógica. Puede que sea el resultado de la sociedad, la misma que también ha generado a ese tipo con la gorra para atrás que está convencido que tiene DERECHO. a casi todo sin esforzarse por ello. Yo no soy maduro o responsable sino un gilipollas. Pago mis impuestos? Si. Creo que nos iría mejor esterilizando a más de uno? Si. (Hay un punto de ironía en esa frase) Pero , según voy creciendo, me doy cuenta que la vida no es justa, que si se estudia muchas no se aprueba siempre, que querer no implica ser correspondido y que todo ese esfuerzo en hacer de esta una sociedad justa genera personajes.
Pero si te crees que me gusta mi vida, te equivocas

Anónimo dijo...

Y si no te gusta tu vida porque no la cambias?

pesimistas existenciales dijo...

Porque no creó qué sea tan fácil, que hacer chas y cambiar, como si el hecho de no alcanzar los sueños sea solo responsabilidad propia... Eso es mucha responsabilidad. Y por desear mucho las cosas, aunque se sea Cohelo, no se consigue. Cambiar no es solamente una razón de desearlo, hay que trabajarlo.

Anónimo dijo...

Sinceramente pienso que si dejarias de preocuparte por lo que defraudan,partido político al que apoya,trabajo que desempeña,la musica que escucha etc.y te centraras en hacercarte un poco mas a la gente que te llena y te hace sentir bien,te iría mejor. Creo que lo que verdaderamente le da la felicidad a uno es vivir y dejar que cada uno viva como quiera o pueda.. Respecto al amor...sabes que amar es aceptar a la otra persona tal y como es? Sin intentar que cambie ni un ápice de su persona? Y que no tenéis porque compartir todos los gustos o aficiónes? Y que seguramente tu tampoco eres perfecto?

Alberto Secades dijo...

El panadero loco dice que Anónimo (16:40) tiene mucha razón.
Lo que hace que todo sea mucho más jodido y loco.

Hace muchos años a un tipo descuidado se le olvidó un chorizo con el que que andaba trajinando dentro de un montón de masa de pan, al que luego se le dio forma, como de bollo, y se metió en un horno. Fue un resultado inesperado: el chorizo soltó toda la grasa que impregnó el pan por dentro, mientras formaba su característica corteza exterior crujiente. Fue un completo hallazgo. En lugar de desecharlo, habló con otros panaderos y decidieron hacerlo, añadiendo variantes con huevo, panceta, morcilla, queso o picadillo. Uno de los inventos más extraordinarios de la gastronomía asturiana viene de la combinación de un error fortuito y un aprovechamiento del resultado diferente.

Esta Semana Santa fue uno de los productos estrella de todos los visitantes que se acercaron a Asturias a conocernos.

Es el "bollo preñao"; un lujo al alcance de todos.