Mal dia para buscar

24 de mayo de 2011

Insignificancia

Tiene razón teniendo en cuenta que las nuevas relaciones sociales parece que te obligan a ser un tipo especial y lleno de sorpresas, como si fueras un huevo kinder materializado en humano.

Conozco a quien se esfuerza por ser el santo grial de la originalidad mientras hace un corta y pega de las cosas que no es capaz de crear por si mismo. Conozco a quien vive pegado al teléfono y cada vez que conoce a alguien espera que llegue la magia y se mantenga con la gran llama de la felicidad todo el tiempo que haga falta. Conozco a quien sale corriendo cuando le quieren porque no se creer merecedor de tanto honor y considera que en algún sitio deberá de estar la trampa.

Conozco a quien es incapaz de darse cuenta que la vida se compone de elementos mucho más sencillos que, al descubrirlos, hacen que parezca que estás asistiendo a un monólogo de Paramount Comedy. Al fin y al cabo, tal y como dicen en el primer artículo, esperar el gran manantial del amor, la felicidad y el triunfo laboral brutal es la base para convertirnos en personas que sienten el extraño punzón del fracaso en forma de insignificancia.
El problema está en que empieces a sentirte insignificante por ti mismo o al lado de alguien que, como un explorador sin rumbo, quiera más de esta vida pensando que se merece cielos, luces, orgasmos contínuos y sonrisas interminables.
Porque empezar a pensar que eres tan especial (como realmente eres) y ver que la gente va pasando a tu lado sin girar la cabeza te hace sentir pequeño, sobre todo en este mundo que nos ha tocado vivir en el que las personas y las historias a nuestro alrededor se llenan de parejas que se casan, felicidades que se explican, alegrías y triunfos que se cuentan en los bares, grandes momentos ajenos y, cuando agregas a esa persona en el facebook, siempre tiene fotos en las que sale bien.

Y si te mides en comparación con los éxitos de otros, lógico es que sufras de esta nueva ansiedad del mundo globalizado y superinformado del siglo XXI donde se esconde la parte menos divertida de la realidad.

...y tires por tierra tus posibilidades de ser feliz en las historias normales, llenas de triunfos y fracasos pequeños que todos, hasta los que mienten, viven a diario.

Pero nadie te abre los ojos para que veas lo bueno que tienes antes de que empieces a pensar que te mereces más cuando quizá tienes o quieres deshacerte de lo suficiente sin darte cuenta que aquello era lo importante.

Y tu, allí, no eras insignificante.

2 comentarios:

Ina Blackwood dijo...

Qué entrada más buena. Nos quejamos de lo que nos falta y no nos regocijamos con lo que ya tenemos. Estúpidos de nosotros.

pesimistas existenciales dijo...

gracias.
Tambien va sobre esa sensacion que te queda cuando todo el mundo te habla de lo maravilloso que es todo en su vida y los medios te hablan de las cosas fantasticas de todos los demas y tú te quedas bloqueado sintiendote pequeño, poca cosa...
insignificante en comparacion con na verdad que no lo es tal.