Mal dia para buscar

23 de junio de 2009

¿A que huele?

Para el que no lo sepa aún la respuesta correcta a la pregunta ¿a qué huelen las nubes? es: a nada. Por eso las compresas en cuestión eran tan buenas.

Y... ¿a qué huele el sexo?. Para los pornógrafos habituales el sexo no tiene olor. Es un cúmulo de imaginaciones y sonidos que carecen de olor. Y sin embargo , cuando es de verdad emana una intensa mezcla a feromonas, sudor, lubricante y calor intenso dificil de igualar.

Sorprende, en ese caso, nuestra reacción al personal olor que resulta de la suma de dos cuerpos, porque nunca huele igual. Ya hemos escrito aqui que en algunas encuestas de esas que se hacen casi la mitad de los participantes afirmaron ser estimulados sexualmente por el olor de sus parejas e incluso un 8% de hombres y un 5% de mujeres "confesaron" haber recurrido a ropa anteriormente usada por sus parejas como instrumento de excitación. Y ademas me creo en la capacidad confesional de admitir que una amiga mía en alguna ocasión de esas en las que llega a casa tremendamente mojada me ha admitido que ha olido su ropa interior para recordar el elemento que la puso de aquella de las maneras (verídico).

Existen algunos sesudos estudios sobre el tema donde se supone que la identificación de diferentes personas por el olor es un elemento heredado del ancestral comportamiento animal humano y que uno de los puntos de partida del apretón de manos viene de la identificación del olor que se hacía entre los nehandertales a través de lo que emanaban sus manos. Dice la historia que cuando encontraron Victor de Aveyron, un niño que habia sido abandonado en la selva y encontrado años después (luego se hizo una película) aquellos científicos que le estudiaron se dieron cuenta de la mayor importancia que daba al olfato respecto de otros sentidos como puede ser la vista en cuestiones de identificación con el entorno.

Porque nosotros, la sociedad moderna, hemos dejado a un lado a nuestro olfato y sin embargo él es responsable de muchos de nuestros comportamientos más primitivos, más irracionales. Es mucho más importante el olor del hogar que el hogar en sí mismo y por supuesto excita mucho más el olor del sexo que el sexo en sí, siempre y cuando ese olor sea de tu agrado. (La última vez que ella estuvo, el día siguiente, al clavar mi nariz sobre la almohada tomé aire y al cerrar los ojos volví a recordarla: estaba enganchándome. La última vez que tuve que abrir las ventanas cuando ella salía por la puerta supe que no era esa persona indicada para mí. Estos dos casos no eran en sí mismo decisiones razonadas, era el olor, dirigiendo mi vida). Pero nos venden, en las televisiones de madrugada y en las conversaciones de bar, que el sexo es una mera consecución de posiciones. Con una cerveza en la mano y la arrogancia del adolescente que todos llevamos dentro se hace una disertación explícita de la flexibilidad del último cuerpo y sin embargo lo único que importa es cuánto te reconforta ese olor que has creado conjuntamente. Ahí es donde está la magia.

Déjame respirar hondo y recordar aquella mañana. A eso huele.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y si como a mi, te cauterizan las fosas nasales, pues la capacidad olfativa desciende al mínimo. Aunque parece que voy recuperando un poco desde que dejé de fumar.
Menos mal que para el sexo no está vedado para un discapacitado olfativo.
Salu2

ilu dijo...

Según leía el post, me venían recuerdos a mi mente, algunos en forma de olor. Cuando ya sabes como huele el sexo con esa persona, en el momento que inhalas las primeras notas de ese "perfume" sabes que es la promesa de algo genial.
Cuando me dice que quiere volver a oler mi pelo...me gusta más que una declaración de amor al uso.