Mal dia para buscar

23 de abril de 2009

La lista, el inteligente y el vago


Lo mejor de la película El Bueno, el Feo y El Malo (con música de Morricone) era el título y esa cutrez bien entendía que inundaba los duelos al sol de Almería. Es una de esas películas en las que no hacía falta un exceso de medios para tenernos esperando ese momento en el que Clint, más duro que un trozo de pan de la semana pasada, se ponía la plancha de la chimenea a modo de chaleco antibalas.

Nunca supe cual de los 3 era Clint.

De la misma forma dicen que ahora la selección de personal ha cambiado de manera global. Dicen, probablemente en un alarde ideal del mundo perfecto, que las empresas no se fijan tanto en la cantidad de titulaciones que un aspirante es capaz de acarrear a sus espaldas sino en la disponibilidad y capacidad de trabajo que obviamente repercute en rendimiento. Al fin y al cabo todo este juego sigue siendo un juego de dinero.

Dicen, probablemente en un alarde fantástico de rebelión de los feos, que empezamos a buscar aquellas personas que nos llenan intelectualmente de una forma independiente a la dureza de su trasero o la tersura de sus pechos.

Supongo que lo que sucede es que la rueda del karma que nos mueve ha reducido su giro y estamos en disposición de pararnos a mirar alrededor. (Aunque tengo serias dudas en la capacidad de decisión de una sociedad marcada por la incapacidad de tomar caminos por inciativa propia.)

Dentro de todos esos nuevos hábitos que nos inundan, de las marcas blancas que lo pueblan todo, y más allá de quienes buscan nuevos oligopolios o de quienes no toleran los fracasos de una forma dramática hay quien es capaz de ponerse en lugar de alguna de las nuevas películas de bajo presupuesto que rodamos a diario y ser uno de los personajes de La Lista, El inteligente y El Vago.

Sin embargo el problema que existe en los periodos de transición de buenos, feos y malos a listos, inteligentes y vagos es saber donde estar a cada momento porque las personas de bien tenemos la capacidad de adaptación de una película de Sergio Leone.

A veces hay que aprender del pasado, a veces hay que volver a nuestra antigua satisfactoria película de bajo presupuesto.

4 comentarios:

ilu dijo...

bufff me he liado con el enlace de las marcas blancas y ya comentaré en otro momento en el que pueda volver a abrir los ojos, sobre tu, seguro que maravilloso, texto.

Buenas noches

ilu dijo...

Lo de "maravilloso texto"...era irónico, a ver, no es que no lo sean, es que si no fuera irónico, sonaría de un cursi y una admiración que no veas y tampoco es para tanto....esto también es irónico..

Joderr, como dice mi señora madre, estoy borracha de sueño.
Voy a dormir deprisa que me levanto en breve.

Anónimo dijo...

Me ha parecido una fabulosa reflexión. Cargada de razón y de tu pesimismo existencial tan sumamente práctico.

¿Y qué hacemos los guapos e inteligentes?? jaja bueno seres mitológicos así dicen que hay. Esos son los atacados en cualquier situación por la envidia.

Lo del personaje de Clint en la película está claro. Era el pesimista ;-)

Las decisiones tomadas en una transición son las que marcan las diferencias en la siguiente etapa de estabilidad. Es como hacer una buena salida. Pero esas decisiones son las más complicadas de tomar. Sobre todo cuando se tienen que basar en la intuición.

Lo enlaces que has puesto son tremendos. El de la prostituta es de un coraje maravilloso y el de las marcas blancas, tremendamente útil.

Siento haberme extendido tanto.

Gracias

Salu2

pesimistas existenciales dijo...

de nada, un placer.