21 de diciembre de 2021

La sociedad sin espejo

Una de las maravillosas capacidades que tiene un espejo es sacar el contrario. La mejor manera de no tener consciencia de uno mismo es no mirarse y aferrarse con ganas a la percepción propia mentalmente establecida. Soy joven, estilizado, con una mirada interesante. Un macarra, una hortera. No hay un tipo en el espejo, con cara de conejo, que me demuestre lo contrario. 


Así que, casi como el rey desnudo, uno es perfectamente capaz de creerse lo que quiera si, simplemente, elimina los reflejos. Quizá por eso lo que se hace es eliminar los espejos: Hay ultraderecha pero no ultraizquierda. Hombres malos pero no mujeres malas. Empresas malvadas pero no empresas con buen corazón. Políticos corruptos pero no honestos. Ciudades contaminantes pero no sostenibles.

Vivimos en un discurso sin espejo.

Eso lo único que hace es convencernos que la idea que tenemos de la verdad es la cierta. Cuando solamente se ve una recreación de la realidad amablemente formada para nuestra propia complaciencia es capaz de tener razón siempre.

Pero eso no es verdad porque siempre hay un reflejo.

1 comentario:

  1. Me ha encantado! Por cierto, creo que la mujer de Manará de otro artículo no es ni de el mismo

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