15 de abril de 2019

La libertad y los pensadores de locuras

Hace no mucho estuve en un debate hablando de los límites de la libertad de expresión. Hablábamos de aquel rapero imberbe que reclamaba repetir Paracuellos, que es el lugar donde asesinaron al hermano de mi abuelo mientras a mi abuelo el otro bando le quitaba su medio de vida. En realidad la discusión trataba ese tema tan viejo de  poder defender cualquier idea siempre y cuando no sea una imposición a los demás. Las bases de la libertad y de la democracia son sencillas: poder decir lo que a uno le venga en gana y someterlo a la decisión mayoritaria del pueblo.

Desde ese punto de vista uno puede decir y exponer barbaridades: matar a los primogénitos, cerrar o abrir las fronteras, prohibir el acceso a la educación a los bajitos, pintar las farolas de verde o gasear a todos los habitantes de Soria. Quien sabe. La imaginación es infinita.

Yo soy de esos que creen y defienden que las normas son las mismas para todos, que uno puede soltar barbaridades y que no son delitos hasta que son realidad. Si un partido político o un grupo de descerebrados quieren proponer soplapolleces, que lo hagan. Ya les pondrá el pueblo en su sitio. (Esto presupone que el pueblo en inteligente, cosa que no comparto pero lo vamos a suponer en este argumentario). Así que si viene uno de cualquier extremo a decir que hay que matar empresarios o negros, que lo diga. Al fin y al cabo cada minuto que pasan algunos hablando  demuestran su locura con facilidad.

En una sociedad libre hay que dejar ejercer la libertad a quienes no piensan como tu.

Y fascismo es la imposición de las ideas por la fuerza, sean las ideas que sean. En Euskadi hemos hecho, y parece que algunos no se acuerdan, un máster en fascismo durante 30 años (Porque el fascismo no es exclusivo de la derecha, amigos míos) . Aquí se pegaba un tiro en la cabeza a quienes no pensaban igual que un 10% de la población y además algunos se presentaban a las elecciones defendiendo la lucha armada. Pues bien, el delito empezaba en el momento en el que cuando un padre salia con su hijo al colegio resulta que le habían puesto una bomba lapa en los bajos del coche. Resulta ahora que el hecho que unos tipos defiendan que España sea una es un motivo para quemar contenedores y apedrearles,  que es vergonzoso que defiendan esas ideas o vayan a un acto a decir sus cositas. No seré yo nadie que esté a favor de un régimen feudal o de independencias locas o amarillas pero sigo pensando que cada uno puede decir lo que le venga en gana y si uno no puede, el otro tampoco. No podemos hacer diferencias entre dos extremos porque uno nos caiga mejor que el otro. La libertad es algo que no diferencia de extremismos.

Si fuéramos una sociedad madura dejaríamos a los locos solos con sus megáfonos.
Si fuéramos una sociedad inteligente no haríamos la cobertura a los locos.

Yo he visto a grupos gritando "Eta, mátalos"  y a Ynestrillas con el brazo en alto junto al campo de San Mamés. Los dos me produjeron el mismo asco pero estaban ejerciendo la libertad que a este pais le ha costado años ganar. No es nada moderno escandalizarse de que alguien piense diferente a ti, aunque piense locuras.

"Habla chucho ,que no te escucho"- decía un anciano sabio.



1 comentario:

  1. Existen dos tipos de personas: los que clasifican a la gente en dos grupos, y los otros.

    Gracias por recordármelo.

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