24 de diciembre de 2018

Victoria para nochebuena.

Hay menos Dios tradicional que nunca y más coach emocional que el que una persona cuadriculada como yo es capaz de considerar aceptable. Hay demasiados huecos vacíos en las felicitaciones y demasiados mensajes reenviados que no se hicieron para ti. Soy de esas personas a las que las decepciones les dejan cicatrices de más grosor que las situaciones de gozo. Es un error. Hay muchas personas que deberían  estar cerca a estas alturas del cuento y sin embargo decidieron marcharse. Unos con ruido, otros desordenándolo todo y algunos  jurando que mañana volverán. Vivimos en un  mundo extraño donde quien  apareció desapareció con la misma rapidez y debemos estar preparados para no creer que lo podemos tener todo aunque después lleguemos, a la misma  mesa del año pasado y casi a la misma hora, a cenar lo mismo. . Y creer que no haber retrocedido es quizá un tipo de victoria.

Hoy ceno con mis victorias. Con tres. Es un nombre tradicional en mi familia. Supongo que es porque nacieron ganando.
Brindad por nosotros. Eso te incluye.

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