22 de noviembre de 2018

Nada que olvidar.

Ayer hace 18 años que asesinaron a Ernest Lluch. El mismo tipo al que gritaban en un acto electoral , en una de las pocas plazas de toros cuadradas del mundo que hay que hay en Donosti, de Odon Elorza y respondía así:

Son los mismos, los que gritan,  los que algunos hoy llaman demócratas mientras se fotografían con, probablemente, alguno que colaboro o que se alegró de que a Ernest le metieran un tiro en la cabeza en su propio garaje. Se les llena la boca diciendo lo asesino que era Franco, que lo era sin ningún lugar a dudas, de la misma forma que lo era el que ordenó matar al hermano de mi abuelo por ser el cocinero del regimiento de Paracuellos. La historia es un arma de doble filo que olvida lo que le interesa para crear un argumento acorde con la situación que haya que defender la actualidad.

Somos una sociedad muy injusta con  su historia y eso , con mucha seguridad, nos hará repetir errores una y otra vez. Errores miserables, como votar a un nazi. Errores tontos, como creer que el Black Friday es real y no una chufa fuera de la regulación de las rebajas donde se ofrecen productos más caros, fuera de temporada o tarados. Eso sí, fomentando lo mismo que la reinterpretación de la historia: un lugar donde quedas como un campeón siendo el más listo en un mundo de mediocres.

En España hemos aderezado la historia como nos ha dado la gana y desconozco si es algo que sucede también en otros lugares. Podemos gritar al rey, a los jueces o cagarnos en lo más sagrado sin problema porque es un uso lícito de nuestra libertad. Pero no podemos llamar guapa a una chica guapa por la calle o decir alguna barbaridad sobre negros o gitanos. Eso no es compensar una situación históricamente injusta sino mover la balanza al lado contrario como si fuera una revancha. Es España no sólo mató Franco, que lo hizo a manos llenas, sino que también mataron los rojos y los republicanos y, de una manera más reciente, los miserables salvapatrias de ETA que acompañan ahora los mítines independentistas de los derechones de un partido condenado por corrupción que se llamaba CIU. Porque la corrupción y la "miserabilidad" no es exclusividad del PP sino de los miserables de la misma forma que ser un asesino, aunque no es un valor único de quienes aprietan los gatillos, es algo de lo que hemos tenido bastante a lo largo de la historia.

Y alguno de esos se llevó por delante a un tipo que hace 18 años y un día fue acribillado en su garaje.

El mismo que pone la piel de gallina al demostrar, en el vídeo de arriba, que era un tipo valiente y lleno de verdades.

Valientes también hay en nuestra historia y por eso estamos mejor que hace 18 años. Antes luchábamos porque no nos mataran, hoy porque no nos estafen. Claro que estamos sin comercio de verdad y sin  Ernest.

No hay que olvidarle. Nada hay que olvidar. Tampoco que el Black friday es una chufa. Siempre hay que tener memoria no sea que te vuelvan a engañar mañana porque se te olvidó que te engañaron ayer.

"Si me engañas una vez es culpa tuya pero si me engañas dos, la culpa es mía"

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