14 de julio de 2018

En el futuro no habrá filosofía ni amor.


Se lo comerá la vagancia y ese dolor de cabeza al pensar que la modernidad debe de asesinar en  aras de eliminar el sufrimiento. Se lo comerán los procedimientos, hechos para matar la razón. Los protocolos y la cuantificación de las cosas. Llegará en un momento en el que razonar será delito y que amar, de una manera incondicional y a alguien imperfecto (que es a quien se debe amar porque lo otro es admiración y exigencia) será penado por antinatural.

Los estímulos supernormales habrán ganado la batalla a la verdad.

"Pensar es lo mismo que sentir pero no es tan divertido" dice una de mis canciones de cabecera.

Violeta es una adolescente. Lleva esas zapatillas de suela muy alta que valen para parecer más alta pero no para hacer deporte. Un pantalón corto muy alto puesto, casi con el ombligo marcando el cinturón. Los hombros al aire y la piel demasiado blanca. No sabe bajar la basura sin maquillarse ni buscar el móvil un poco antes. Hay un saco de vidrios rotos en su mirada y es que ha sido golpeada por el primer desengaño amoroso de verdad que azota con alguna edad. No entiende el por qué. Ellá siguió, punto por punto, los procedimientos. Fue cariñosa y amable. También tuvo algún arranque de carácter, pero eso entra dentro del pack. Desapareció, volvió, pero cada día puso un grano más en la montaña que creía estar haciendo. Y el viento se lo llevó. Ahí, justo ahí, es cuando descubre que no tiene un paso más delante o un tutorial que seguir. No hay respuestas en foros ni en instagram. No hay ni siquiera una frase de mierda de esas que juegan a consolar que aparezca en su teléfono. Y tiene que joderse, aceptar que volverá a suceder porque el éxito se compone de cien kilos de fracasos, descalzarse, dormir y vivir la parte que le corresponde de ese pequeño drama que se magnifica con la edad. Desafortunadamente, en ese juego de los hechos magníficos que parecen una buena idea en un momento y luego son cicatrices, hay algún tatuaje que siempre le devolverá a este momento y no al preciso instante en el que se lo hizo. No leyó casi ningún libro antes y amar era para ella lo que  había visto en las películas. Así que siente con más profundidad aún lo que otros denominan desamparo.

En un futuro se teletransporta del drama a la comedia de manera instatánea y todo es extremo.
Y sin amor, aunque se folle más y con consentimiento explícito para no tener problemas legales.

El delito debería ser no pensar y querer de forma incorrecta,  pero no hay cuerpos de seguridad para ello.

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