3 de julio de 2018

El Ghosting y la luz.

A veces hay conceptos que aparecen de la forma más tonta. He estado buscando un teclado sin ghosting. ¿Qué es eso? Pues simplemente un teclado en el que pueda pulsar varias teclas a la vez y sea capaz de interpretarlo. Esto sucede cuando con un juego de coches se quiere hacer un donut en el asfalto y hay que acelerar, girar y frenan a la vez.

Pero como el destino es caprichoso y además vivimos en un mundo en el que si algo no tiene un nombre en inglés es como si no existiera descubro que el "ghosting" es una actividad cruel y miserable, de esas que sólo hacen los demás, y que se sumerge en el mundo submarino de las relaciones modernas. En este caso se refiere a esas personas que desaparecen como fantasmas  (de ahí el término) casi sin ninguna justificación. Es algo carente de humanidad pero no significa que no exista. Es más, si lo pensamos bajo el prisma de la comercialización de las relaciones y la exaltación de los intereses propios por encima de los ajenos es hasta una consecuencia lógica.

Existe, incluso, una vuelta de tuerca más. Dos en realidad. El "benching" que se refiere a esa persona que te ha dejado en el banquillo de las emergencias o el "orbiting" que trata de quien te ha dejado de hablar pero sigue dando por el saco poniendo que le gustan tus fotos o tus jodidos estados de ánimo. No me habla pero me vigila y además lo sé.
Es cierto, absolutamente cierto, que las relaciones humanas se han convertido en pequeños intercambios comerciales que procuran satisfacer a ambas partes, vendedoras las dos en estos casos, desvistiendo de cualquier ropaje emocional al emperador y dando por cierto lo del cuento "no tiene que ser verdad lo que todo el mundo piensa que es verdad". Es una pena pero quizá también es verdad. -¿Qué hiciste el jueves?- pregunté - Me fui a dormir a casa de un amigo - En ese momento hay una pausa por si algún dato falta- Y... ¿te lo has tirado?- Ahí es cuando el tiempo de respuesta da un valor entre verdad y mentira decorada. Respondió veloz -Si- y casi se ve en el whatsapp cómo coge aliento -Y el viernes por la mañana, también-

La sinceridad no es decir toda la verdad porque es sinceridad buena cuando tiene en cuenta si va a doler o no. Si duele es un  poco "hijoputez"

-Pero hombre- siguió casi como una excusa moderna- Es que tú no estabas- y es justo ahí cuando no se está seguro de cuando hay que estar y cuando no, cuando se pasa de respetar el espacio a ser un ente ausente o cuando si acaso hay que poner en el calendario del teléfono una alarma para los días en los que las hormonas van a su libre albedrío. Cada vez que alguien  pone en una app de citas "carpe diem" me parece un gilipollas. Casi lo mismo que los que ponen por delante que son veganos, animalistas o que por encima de todo está algún tipo de inclinación política en particular. 

El "ghosting" es un reflejo de la estupidez humana y la cobardía aplicada a las relaciones, eso está claro. También es un reflejo de falta de educación o simplemente de incapacidad de aceptar errores. La frustración, como tal, está muy mal vista. Hablar con alguien y que desaparezca sin saber exactamente el momento en el que algo fue inconveniente es tan común como los bloqueos en facebook cuando no fuiste o fue alguien intrusivo. Lo que es verdad es que echar un mal polvo es más fácil que una conversación mediocre y que cuando las conversaciones son buenas o el sexo es satisfactorio (incluso cuentan que alguna vez pueden suceder ambas cosas) salir corriendo es una opción que gana peso porque hay muchas veces que tenemos miedo a volverla a cagar. Hay veces en las que el refugio nos parece insuficiente o las expectativas que deseamos para nosotros mismos se han convertido en muros infranqueables para cualquiera que llegue al pie de la torre donde estamos encerrados. O simplemente es que las personas en vez de esperar a vivir el decepcionante proceso de difuminarse lo que hacen es salir apagando la luz.

Es eso. Apagar la luz.

Yo, hay veces que hasta me despido del salón antes de apagar las luces antes de irme a la cama y siempre, siempre, me dejo algo al salir de casa aunque tenga mis fantasmas. Aunque tenga un teclado en el que pulsar varias teclas a la vez. Eso se llama anti-ghosting, pero en informática.

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