11 de abril de 2018

Todos y cada uno de los culos.

Cómo nos gusta echar la culpa a los demás de la mierda que nos abraza cada día.
Además es fácil. Culpar al borbón, a los toreros, a España, a los ricos y a los que no son como yo. Eso nos exime de culpa, que es la peor carga. Decir que siempre se fue a tomar por el culo todo porque los demás fueron unos insolidarios de mierda, porque si, porque "si lo he hecho"- me dijo uno que me había robado abusando de 19 años de confianza- "es porque tengo que comer".

La psicología mantiene, con gran razón, que hay una especie de goma en la moralidad. Algo así como que cuando se reconoce que matar judios es una soberana barbaridad y se acepta que los alemanes son malos, entonces matar alemanes no está tan mal. Es matar, sí, pero son alemanes. Cambia a los alemanes por árabes o por soldados imperiales. Que robe un rico es una vergüenza pero si lo hace un pobre entonces es seguro que se enciende un pilotito en algún lugar buscando una razón lógica y excluyente. Hay un mecanismo que tiene a rellenar los huecos de la manera que se adecua más al resto de la visión que tenemos del mundo. Es lo mismo que los juegos esos en los que hay que completar el resto del dibujo y que se aprovechan de nuestra tendencia a la interpretación.

Sigo manteniendo, con furiosa lógica, que subsanar una injusticia no es nunca crear la injusticia contraria. Si hay que aceptar que la libertad es decir que la madre del presidente es una meretriz mundana también lo es si el presidente lo dice de tu madre. Quid procuo en la estupidez y los lenguaraces. Pero !qué dificil es mantener la equidistancia cuando algo te toca de cerca!

A mi abuelo le jodieron vivo los nacionales en la guerra civil y a su hermano lo mataron los republicanos. En mi casa nunca se ha jugado al juego de la culpabilidad porque en una guerra matan los que ganan y los que pierden. Si no fuera así, vaya guerra de mierda. Pero, claro está, a nadie le gusta aceptar la culpa propia o de los suyos. Es la peor carga pero eso ya lo dije.

"Vamos a comer aquí, que es de mi cuñado y nos regala el postre"- dice mientras se queja de que a una mujer con posibles le regalan un máster por ser ella. Lo difícil es aceptar que los dos, en su medida, hacen lo mismo.

Después hacen canciones con furiosa cólera. En Francia, después de un atentado en el que el carnicero de un supermercado murió al enfrentarse con el terrorista, condenaron a cárcel a una imbécil (vegana, en este caso) que dijo que carnicero muerto es una buena noticia. Dirá que la condenaron, como la youtuber esa que se lió a tiros, porque no le dejaban, esos gobiernos absolutistas, ejercer la libertad de expresión.

"No puede ser que Pablo gane más que Rajoy"- me decían al ver los datos delante de su nariz- "lo que no pone ahí"- concluía- "es lo que Rajoy roba". Y con eso se arregla todo porque hay que completar la idea global con algo tranquilizador. Hacer una tonada que sea lo suficientemente enérgica y chistes, muchos chistes para meter el dedo en el ojo. Tirar piedras para ver si devuelven una y entonces usarlo como prueba de la eterna maldad. Los que estamos fuera no sabemos ya si era antes el huevo o la gallina, los palestinos o los israelitas, Rusia o EEUU, los de la izquierda o la derecha, hombres o mujeres, ricos o pobres, altos o bajos, sirios o sirios.

"¿Ordenó usted un código rojo?". "Por supuesto que lo hice, joder". Esa es una respuesta que jamás oiremos. Porque hay preguntas que no queremos hacer y es mucho, muchísimo más entretenido seguir teniendo a los peleles a los que insultar, criticar y culpabilizar de la mierda que nos abraza cada día que coger una pala, mancharse las manos, asumir los errores e intentar hacerlo mejor.

Hay quien ha aceptado, sin saberlo, el papel de eterno criticón enfadado porque es incapaz de ponerse al frente y cuando se pone, curiosamente, se convierte en lo mismo que criticaba. Por eso lo normal es que, como el jubilado que critica al obrero tras la valla de la obra, no ponga una baldosa.

Y se cierra el círculo. Como mucho, cambian los ritmos musicales. Me falta una canción que diga "yo robo porque los políticos también roban y no voy a ser menos". Alto, claro y con orgullo.

No me gusta que me sodomicen sin avisar, de cualquier lado. Al ritmo que sea.
Pero, joder ya, me teneis un poco hasta las narices de considerar que la mierda siempre es de los demás. Sobre todo porque los demás piensan lo  mismo.

Y mientras tanto, huele. A reivindicación y a falta de callarse y ponerse a trabajar para frotar con amoniaco en todos y cada uno de los culos.
A mi me enseñaron  a limpiarme el mío y no voy por ahí diciendo que si está sucio es por los demás. Me cae mucha y seguramente lanzo bastante, aunque intento ser consciente de ello (la mayor parte del tiempo). Nunca he dicho que hubiera una confabulación judeimasónoca contra mi persona. Y tengo pruebas, como Iker Jimenez, el gobierno, la oposición, un patrón o un obrero, para demostrarlo.

1 comentario:

  1. bueno, con las pruebas de Iker tienes que tener cuidado...

    ResponderEliminar