20 de julio de 2017

Yo, Batman y las cucarachas de viaje.

Si hay una apocalipsis sobrevivirán las cucarachas, no los superhéroes.

Entonces no entiendo el esfuerzo cotidiano en ser un superhéroe. Ni siquiera qué es lo que se puede considerar un superpoder. Si es encontrar una canción para cada momento, lo tengo. Si es comer con las manos sin que se me caiga un poco de salsa, no lo tengo. Del teletransporte no hablemos. La invisibilidad es mía más días de los que quisiera. La perseverancia no es un superpoder, excepto si es la capacidad superlativa de perder el tiempo, y se llama procrastinación.

A algunos os han convencido fuertemente en que teneis algún superpoder, que sólamente hay que apretar los dientes y esforzarse para llegar a encontrarlo porque, como si fuera esa frase de "campo de sueños" : si lo construyes, él vendrá. Es como un derecho, una obligación de la vida para con cada uno. Una falacia que te deja seguir vivo hasta que llega una mañana que, embutido en el traje de Superman, tratas de saltar por la ventana. Me han gustado siempre los superhéroes atormentados y una de las pocas diferencias entre Batman y yo es que él tiene dinero. Y un mayordomo. Y el batmóvil. Tenemos el mismo tono de voz. No volamos ninguno. Yo duermo más. A los dos nos vacilan payasos vestidos de comodines.

Las cucarachas no tienen objetivos en la vida, ni deadlines. Tampoco se ha constatado jamás que sonrían o lloren. Sin embargo están ahí, correteando por los azulejos de los baños de los bares de carretera en los que algunos se detienen sin saber muy claramente el motivo por el que hacen algún viaje. Por disfrutar, por aprender e incluso por escapar. "¿De qué me sirve salir de esta inmensa ciudad si de quien pretendo huir seguirá dentro de mí y eres tú?" dice una canción. El ser humano, curiosamente, necesita excusas plausibles para ir al otro lado. Si son magníficas, mejor.

Todos los que salen en los anuncios tienen superpoderes adjuntos a un coche, un móvil, un seguro de vida, un detergente, unas compresas o un crédito (caro) con el que irse de vacaciones. Algunos políticos en campaña quieren convencerte que tú eres así si les votas. Y lo haces como los demás, como los que después van a su casa con las orejitas abajo, como Batman cuando está triste, como yo. Pero yo ya he asumido que superpoder no me queda ninguno. Quizá hacer tortilla de patata muy rápido.


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