El cerebro humano es un elemento vago y cómodo. Brillante en algunos casos y desconcertante en la mayoría. Es capaz de generar recuerdos falsos en lo que se refiere a la conciencia global (Efecto Mandela) y de generar falsos recuerdos. Algunos comentan que vivimos en una alucinación controlada y otros están convencidos que jugamos a convertir el entorno, el pasado y la verdad en algo que nos tranquiliza y que nos hace sentir más cómodos.
La gestión de las sensaciones es una mentira que necesitamos creer. Necesitamos, si somos unos modernos incomprendidos, aceptar las conspiraciones de los otros como las barreras que nos impiden ser los grandes que teníamos que ser. Necesitamos saber con certeza mentirosa que no llegó lo que nos merecíamos porque se empeñaron, en una sala oscura y húmeda, un grupo de poderosos que disfrutan con nuestra pena. No fui yo, eran todos los malvados. Y vivir en estado de alerta, que eso es muy preocupante. Cuando yo intenté que fuéramos dos, una suma, insistió en que la hacia de menos porque no era todo lo que esperaba de la verdad. Me dijo que si acaso yo era un machista que la cosificaba para hacerla parte de mi sueño y yo me quedé callado porque en ese momento mi sueño se componía de los dos y no, nunca he sido nada perfecto sino todo lo contrario. Si nos elegimos también tenemos que renunciar, pero eso no es malo. Ella se fue convencida de mi culpabilidad y la historia siempre se cuenta con una parte en la que no la tuve en cuenta, que fui un idiota (y hay un porcentaje de razón). Tenemos tantas ganas de encontrar todos los detalles y la completa consecución de nuestros ideales que nos dejamos los éxitos intermedios. Yo estaba pensando en hacer una copia de las llaves pero eso no lo dije porque soy un cobarde orgulloso y un mojón clavado al borde de la carretera por la que pasan vehículos: unas veces rápido, otras veces a la velocidad adecuada y en algunas ocasiones alguno se rompe a mi lado, normalmente porque ya venía averiado.
El realismo depresivo es una idea que establece que la verdad se encuentra más cerca de la depresión que de las artimañas con las que nos apasiona convivir y que, en realidad, nos alejan. Situarse en un mundo feliz , bondadoso y cortoplacista está bien y se ha demostrado que ser positivo alarga la vida y que incluso se liga más. No digo que no pero el optimismo también puede ser tóxico y contagiable. Hay momentos, que son la mayoría, en la que la ordinariez de la vida está ahí, fumando un cigarro con la luz a medias cuando llegamos a casa, para ponernos a prueba.
Tengo un coche. Me lleva. Me trae. Es confortable. Miro con deseo a otros vehículos en los semáforos pero éste está conmigo y no se rompe. El asiento, y eso no lo tiene ninguno, lleva impresa la forma de mi culo. No tengo que pensar donde están los controles porque mis manos van directas a los mandos sin mirar. Es algo parecido a saber reconocer las curvas con la luz apagada. Saber que en ese tema discutiremos y que lo arreglaremos después. No tener que preguntar cómo preparar el café o tener un bote de nesquik casi como si fuera una manera de agarrarse a la infancia. Abandonar el efecto Cooligde para siempre. Puede que mi cerebro me grite cosas pero ahí estoy yo para saber que lo que cuenta y la verdad son dos cosas diferentes. Es una labor de la que mi psiquiatra está muy contento. No es tan malo ni tan bueno aunque, como ese dicho que dice que cada uno se acuesta con quien merece, yo me acueste solo. Es mi vagancia mental.
La comodidad y la felicidad no está donde crees que está. Creo que llega un día y descubres que algo te complementa y te hace sentir. Hostias, y ademas es verdad.
Y que se queda sin darte cuenta, sin esos melodramas que tienen las relaciones resquebrajadas, como una sensación de casa recíproca y que aparece en el mismo espacio-tiempo de forma bidireccional.
Paz, amor, comodidad, mentira, confrontación y verdad. Y redesayunar.
Pd: en las tapas de yogurt pone: sigue buscando , hay miles de premios.
Extra "sinsentido": Locus de Control
No intentes que las cosas sean simples; intenta que sean sencillas.
ResponderEliminarA veces, hasta los maricas dejan de ser detallistas.
Gracias.
Pocos saben donde esta la felicidad.
ResponderEliminarA veces se pierde