Hay muchos tipos de racismo. Es, exactamente: 1. m. Exacerbación del sentido racial de un grupo étnico que suele motivar la discriminación o persecución de otro u otros con los que convive.
Para eso, inicialmente y como premisa mal entendida, hay que creerse que se pertenece a un grupo étnico diferenciado. Es un mal principio. Algunos, poseídos por una moral un tanto peculiar, llenan sus bocas de racismo cuando se meten con los suyos. Gritan que la culpa es de los otros que no son humanos, que no son capaces de comprender que hay gente diferente. Se meten con los blancos, con los ricos, con los heterosexuales, con los hombres. Se meten con los periodistas cuando no les dan palmadas en el hombro. Se meten con los que fueron sus amigos y con los que fueron sus colegas o sus vecinos. Les acusan de ser culpables. Hacen una bola con el papel del daño y lo lanzan a la cara del contrario, del otro, del malo, del, según palabras textuales, racista.
Ser racista parte de creerse en un lugar diferente, de usar un punto de partida en el que no nos ponemos en el mismo sitio, en el que "un hombre mata" es diferente a "un blanco mata" y a "un paquistaní mata". A veces nos gusta dejar que el cerebro cree los huecos que no tenemos en la historia, como una ilusión de esas que aparecen en los juegos que engañan a la mente. Nos gusta creer que todos los niños son puros, que todas las mujeres sumisas. Nos gusta imaginar a todos los pobres subyugados y a los ricos subyugadores. Nos calma creer que si un asiático tiene un restaurante es un chino y que tiene trazas de gato en los rollitos de primavera.
Así que no hay racistas de un lado ni de otros. Hay racistas en todos los lugares. Se puede ser racista de negros y racista de ricos. Racista de homosexuales y de heterosexuales. Racista de la derecha y de la izquierda más barbuda y molona. Tontos hay en todos los bares, independientemente de la música que pongan. En este caso es sencillo: racistas son los que culpan a los demás de lo que les pasa y además, con ello, se han puesto en un punto de partida diferente, encima o debajo, de los demás.
El racismo empieza dentro de la estupidez de cada uno. No hay diferencias de clases ni de sexo ni de religión. El racismo no es, precisamente, racista. Va y viene para todos por igual.
Pd: tontos de nacimiento
Para eso, inicialmente y como premisa mal entendida, hay que creerse que se pertenece a un grupo étnico diferenciado. Es un mal principio. Algunos, poseídos por una moral un tanto peculiar, llenan sus bocas de racismo cuando se meten con los suyos. Gritan que la culpa es de los otros que no son humanos, que no son capaces de comprender que hay gente diferente. Se meten con los blancos, con los ricos, con los heterosexuales, con los hombres. Se meten con los periodistas cuando no les dan palmadas en el hombro. Se meten con los que fueron sus amigos y con los que fueron sus colegas o sus vecinos. Les acusan de ser culpables. Hacen una bola con el papel del daño y lo lanzan a la cara del contrario, del otro, del malo, del, según palabras textuales, racista.
Ser racista parte de creerse en un lugar diferente, de usar un punto de partida en el que no nos ponemos en el mismo sitio, en el que "un hombre mata" es diferente a "un blanco mata" y a "un paquistaní mata". A veces nos gusta dejar que el cerebro cree los huecos que no tenemos en la historia, como una ilusión de esas que aparecen en los juegos que engañan a la mente. Nos gusta creer que todos los niños son puros, que todas las mujeres sumisas. Nos gusta imaginar a todos los pobres subyugados y a los ricos subyugadores. Nos calma creer que si un asiático tiene un restaurante es un chino y que tiene trazas de gato en los rollitos de primavera.
Así que no hay racistas de un lado ni de otros. Hay racistas en todos los lugares. Se puede ser racista de negros y racista de ricos. Racista de homosexuales y de heterosexuales. Racista de la derecha y de la izquierda más barbuda y molona. Tontos hay en todos los bares, independientemente de la música que pongan. En este caso es sencillo: racistas son los que culpan a los demás de lo que les pasa y además, con ello, se han puesto en un punto de partida diferente, encima o debajo, de los demás.
El racismo empieza dentro de la estupidez de cada uno. No hay diferencias de clases ni de sexo ni de religión. El racismo no es, precisamente, racista. Va y viene para todos por igual.
Pd: tontos de nacimiento
Me mola cuando una tía dice: "todos los tíos sois iguales".
ResponderEliminarElla está pensando en alguien en concreto (un pedazo de cabrón, no tengo la menor duda) y cree que yo, por ser hombre, soy igual que él.
Hace una proyección y eso la convierte en una hijadeputa, porque está despreciando a la mitad de la población por sus prejuicios simplistas.
Claro que cualquiera se atreve a decirle a esa tía en concreto que es una hijadeputa, porque habrá muchas otras que pensarán (no todas, afortunadamente; ni siquiera son mayoría) que yo estoy despreciando a las mujeres, cuando lo que hago es otorgarles el valor del que carece esa hijadeputa en concreto.
Con el racismo pasa lo mismo (pero hay más diversidad).
Por cierto, Alberto. Os robé la canción.
ResponderEliminarY sí, de eso mismo va.
Y de esos que cuando les preguntan por alguien que opina lo contrario a ellos (pero tiene razón) empiezan a decir que como tiene una bombilla en casa (el otro) y la luz electrica viene de nucleares francesas. Entonces se supone que por lógica están a favor de la energía nuclear y quieren que nuestro pais sea el nuevo Chernobil, matando a nuestros niños. Y no podemos dar la razón a quien quiere acabar con la infancia.
Y se quedan tan anchos.
(El concepto de "el otro" es la idea primaria pero ya sabes que se empieza con una idea y se acaba comprando pan)
Todos los niños son puros, racistas somos el resto.
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