Madrid se despertó frío. Dos palmos de nieve cubrían las aceras. A las seis de la mañana sólo había humo de los tubos de escape y esas luces de las farolas que están rodeadas de una neblina que lo cubre todo. Con el paso del tiempo van cambiando los significados y, sin embargo, siempre es lo mismo. Hace unas semanas me preguntaba mi psiquiatra sobre las expectativas. Lo hacía sin usar esa palabra. Yo hacía gala de mi libertad, de haber conseguido con mucho esfuerzo y mucho sacrificio, matando partes de mi vida a las que no di importancia cuando la tienen, ser libre. -Puedo hacer lo que quiera. Soy el único dueño de mis actos- decía. Entonces tomaba aire. -Pero tengo la sensación de estar preso- Él me miraba y me volvió a preguntar -¿Cree que podría trabajar para alguien?-. -Lo ansío- respondí. -Calmar la responsabilidad de que todo lo que suceda es por mis actos, buenos y malos. Aunque tampoco estoy muy seguro de ser capaz pero sí que echo de menos que cuando esté dudando o parado haya un empujón o un cartel con la dirección que tomar, aunque sea para decir que no-
-¿Por qué de esa decisión?
-¿Cual?
-La de tener que demostrar que usted es capaz. Porque está claro que lo es.
-Yo no lo veo así.
-Porque está usted ocupado en compadecerse.
-No lo creo. Es la eterna búsqueda de la recompensa.
-¿Qué recompensa?
-Se lo voy a preguntar de otra forma. ¿Por qué se embarcó en su negocio?
-Para demostrar en casa que yo no era una carga y que me valía perfectamente.
-¿Para demostrarlo a quien?
-A mi padre
-¿Y qué es lo que me ha dicho que ansía?
Dudé mientras buscaba lo que había dicho tres minutos antes-Un empujón o una dirección-
- ... aunque sea para decir que no- terminó él.
Mierda. En realidad le sigo echando de menos cada dia desde aquel que era tal día como hoy pero en 2009. Una capa de nieve y hielo llenaba el camino al hospital.
¡Ánimo!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Hola Guapo!
ResponderEliminarQue grande eres!!
Animo