9 de abril de 2015

Lo mejor que pudo pasar

Podría follarme con la violencia que tienen los deseos, las ocasiones desesperadas o las últimas veces. Podría decirme que "no" como lo hace el orgullo o la situación de ventaja estratégica que tienen los nuevos amantes respecto de los antiguos, si es que estoy en esa categoría. Podría haberme puesto una excusa como se ponen para demorar las decisiones. Sin embargo simplemente me ignoró como una publicidad en la boca del metro o una llamada de un teleoperador aburrido, como un buzoneo de un autónomo desesperado o el tipo que aparece cuando aún no está lo suficientemente borracha para haber bajado el listón al grado de la compañía, al sitio de los segundos platos, al lugar del mondadientes después del postre o al listado de las llamadas perdidas.
Y fue lo mejor que pudo pasar, aunque un escalofrío arrastró a parte del orgullo, porque todo lo anterior suponía no perdernos y seguir en las espirales en las que viven las telenovelas infinitas.

Pd: es literatura, aunque sea jueves.

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