8 de enero de 2015

Salvapatrias musulman

Tengo un amigo musulman que, al estilo del paranormal de Willy Toledo, busca una especie de respuesta al motivo por el que un par de asesinos se han ido, kalasnikov en mano, a matar franceses de ascendencia árabe. Habla, en su muro de facebook, de las injusticias que va por ahí ejerciendo el imperialismo occidental y que si acaso aquello es una razón por la que dos soplagaitas hayan entrando en una cólera irracional. Habla de criminalización de lo musulman, de la amenaza que quieren vender de Alá y de los problemas que va a generar toda esta mierda. Habla de asesinatos lejanos, de los israelitas y de los palestinos. Habla de los hombres bomba y de las tropas americanas por los desiertos. No habla, en ningún momento, de que dentro de cada sociedad hay siempre unos imbéciles que se creen los Charles Bronson de su comunidad y que la llevan despiadadamente hacia el caos.

La única manera de acabar con ello es cuando sus vecinos les señalen con el dedo, le digo. En Euskadi, donde hemos vivido bajo la alargada sombra de unos salvapatrias que mataban jurando defender lo que yo más amaba, se ha ido acabando tanta irracionalidad desde el momento en el que les enseñamos que no nos representaban. En ese momento nos hablaban de la imposición dictatorial de Franco y nos enseñaban las patrullas de la guardia civil, llenas de odio porque les habían matado a los compañeros, haciendo controles en las carreteras generales. Nos enseñaban a los asesinados por el Gal y nos decían que todos los muertos valían lo mismo. Y lo valen de la misma manera que todos los asesinos juntos no valen nada.

Los únicos que pueden acabar con los asesinatos con motivación religiosa árabe son los propios árabes.

Ninguna invasión, castigo o derrocamiento militar podrá hacer nada hasta que ellos mismos escupan sobre la cara de sus salvapatrias asesinos.

Lo demás, simplemente, son las cruzadas 2.0

Y es muy triste ver cómo nos dejamos llevar por tanta estupidez y cómo esa vergüenza nos lleva a ver, continuamente casi como si fuera habitual, a personas muertas. Sobre todo escuchar la forma en la que cada uno intenta mirar hacia otra parte. Mi amigo musulman, desafortunadamente, hoy es menos amigo porque es incapaz de condenar con el mismo desprecio que hemos sentido los euskaldunes a los terroristas de casa, a los que dicen ahora que son sus vecinos y sus salvadores armados.

Me cago en Ala, en Buda y en diez angelitos negros.

3 comentarios:

  1. Personalmente no me parecieron nada graciosas las polémicas viñetas de los dibujantes asesinados. En algún momento de mi vida aprendí que para que algo sea una broma nos tenemos que reir todos. Cuando yo me río a costa de dejarte a ti jodido, la cosa ya tiene otro nombre. Dicho esto, lo que han hecho con esta gente está a otro nivel de la realidad, tan distante y tan brutal, que no se puede entender como respuesta a nada, ni justificar de ninguna manera. Y si tu amigo fuese mínimamente razonable se daría cuenta de que para lo único que les va a servir a los musulmanes que piensan (o no) como él, es para que se les vuelva en contra. Para que mucha gente que antes criticaba a los otros por su mal gusto, ahora haga suyas sus voces y se las grite a la cara. Todos salimos perjudicados con estas muertes. Él incluido.
    Por lo demás, por muy incorrecto que suene decirlo, no es verdad que las víctimas valgan todas lo mismo. No valía lo mismo la vida de Ernest Lluch, que la de Melitón Manzanas, por mucho que sean ambos víctimas de ETA. Si te has pasado la vida siendo un cabrón redomado, no te va a hacer bueno que venga otro como tu, y te mate. Hay víctimas que fueron verdugos al mismo tiempo. Y fuimos nosotros desde fuera los que elegimos con que quedarnos. No recuerdo quien decía aquello de "son unos hijos de puta, pero son MIS hijos de puta". Por alguna extraña razón, de una forma u otra todos participamos de un cierto espíritu de tribu que a veces no nos deja ver que los hijos de puta no son de nadie y que cada cual es responsable de lo que hace.
    Otra cosa, el budismo no es una religión dogmática. Las posibilidades de que un budista te persiga por haberte cagado en su profeta son mínimas, al menos en comparación de los otros dos aludidos. Y me parece muy revelador tu fallido intento de parecer ecuánime (al más puro estilo escatológico), nombrando a los folclóricos angelitos negros de Machín cuando en ese contexto le hubiera correspondido la titularidad a Jesucristo. Al final, lo que se demuestra, es que las tribus de los demás nunca son tan respetables como la de uno.

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  2. lo de los angelitos negros tienes razón. Cagonendió. Pero es que parecia tener una sonoridad mucho más literaria.

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  3. Explicar y justificar son dos verbos diferentes.

    Muchos tratarán de encontrar una explicación al acto.
    Muy pocos justificarán la barbarie.

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