25 de octubre de 2014

Cambio de horario


Una hora más.

Una hora para aprovecharla, para tomar otra copa, para estirar un abrazo, para rozar de nuevo, para terminar de ver esa serie, para lavarse el pelo, para "expulsar de" o "reclamar en" tu cama, para recoger las facturas que se acumulan sobre la mesa sin ninguna posibilidad de éxito. Una hora para echar de menos o una hora para olvidar más profundamente, para poner unos ladrillos en el muro que nos separa o encontrar, en medio de la noche, los cartuchos de dinamita que lo derrumben.

Es una hora, como todas las horas de los papalagi, que parecerá perderse al pasar. Es un bonus del horario y de la interacción de los planetas, una bola extra en el pinball de tu pecado o en el juego de estrategia que es, para más de uno, la vida. Son sesenta minutos, 3600 segundos y dicen que un orgasmo dura 7 (3 si eres un hombre) cuando , en realidad, tarda meses en pasarse, dias en planificarlo, años en olvidarlo o quinquenios en asumirlo. A veces incluso sin haberlo vivido, solo imaginándolo.

Es un dejavú de hora, una posibilidad de arreglar lo que hicimos mal o empeorar alguna hora anterior. Un flashback. Un espacio para entrenar las horas siguientes. Un rato. Un desliz. Un momento para un disfraz.

En definitiva y haciendo caso omiso de las infinitas posibilidades: una hora más para que pase, una hora más para dormir.

Pd: y, la semana que viene, llegar pronto a todas partes.

1 comentario: