27 de septiembre de 2014

Lo que quieres oír.

La nueva y cool red social ELLO dice en su publicidad: " tus datos no serán vendidos a los anunciantes, ya que "es espeluznante y poco ético. También creemos que los anuncios son de mal gusto, que insultan nuestra inteligencia y de que estamos mejor sin ellos"

Dicho así es hasta bonito, casi como decirte que tienes los ojos como dos luceros aunque seas el mismísimo Martin Feldman

Pero, claro está, por muy hipster que seas tienes que comer y para comer necesitas dinero. Así que, como todo, busca formas de financiarse. ¿Como? Con las famosas cuentas premium, que es un negocio que solamente le salió bien a Megaupload porque en el Premium estaban las películas en alta calidad y eso, aquí y en Albacete, sigue siendo un tipo de delito por mucho que me vengas ahora diciendo que la cultura deberia de ser gratuíta. Gratuita porque no te dedicas a ella, pero eso es otra historia.

Existe una línea cada vez más estrecha entre molar mucho y molar poco, ser gratis o ser un robo, ir contra el sistema y formar parte del sistema. Y existe una línea cada vez más gruesa entre decir la verdad o maquillar, como un político con sangre de publicista, la misma verdad. Sobre todo si se apela a la justicia, la libertad, la honradez y la reafirmación personal

Hemos pasado de poner el GRATIS bien grande, escondiendo los costes en letra pequeña con rótulos que pasan a toda velocidad, a descubrir que decir lo que el cliente quiere oir, sin ningún miramiento posterior, es más rentable. "Si yo gobierno"- lo estoy exagerando- "el sueldo mínimo será de 1500€ y todos tendrán una vivienda digna".

Hay una idealización de los pobres con labia y los pobres con espíritu aventureramente ideal. "Querernos todos". "Hacer un mundo mejor". "Pagar lo justo". "Llegar a las aspiraciones de cada uno con la ayuda de los demás". Mierdas.

Nos gusta el Crowdfunding  porque se supone que ayudamos a gente qyue está peor que nosotros o que nos hace gracia, como si fueran limosnas virtuales. Nadie, excepto Apple y porque los ricos se ayudan entre ellos, ayuda a U2 porque ya tienen suficientes millones y gafas de sol. 40mil dólares le dieron a uno para que se hiciera una ensalada de patata.

Sigue, más que nunca, funcionando "lo que quieres oir". En un bar, a las dos de la mañana, sigue teniendo un éxito mayor el "eres lo más bonito que he visto nunca y te voy a hacer feliz para siempre" al "me gustas, hablemos, veamos si nos hacemos reir y si todo va bien, repitamos mañana"

En cuestiones de mercado y de grandes compañías está a la orden del día. Los bancos sacan a Dylan y las compañías de teléfonos a gente feliz. No se habla del coste, de los daños colaterales, del coltán. no se habla de las condiciones del contrato ni de las cuotas. No se habla de las discusiones o de las noches en las que no sabes donde está porque solamente notas el agujero que ha dejado en su lado de la cama. Es suficiente con que aparezca y te diga que te quiere. Pues no, no es suficiente. Es suficiente que esté y aprendamos a aceptar el precio de la estancia de una manera mutua. Es suficiente, necesario y contingente, como el alcalde, saber las cuotas a pagar cada mes y las desventajas de una cuenta sin necesidad de pagarla. A facebook y a google les pagamos con nuestros datos porque se los venden a otros que nos quieren vender zapatos, viajes y solteras en mi ciudad. Tampoco nos lo dijeron. Es algo que descubrimos al verles crecer sin, aparentemente, pagarles nada.

Pero nada es gratis. Y empieza a ser verdad que cuando alguien me dice lo que quiero oír ya me está cobrando aunque una parte de mi intente decirme que es porque me quiere y porque se preocupa por mi.

Y no, no lo es.
Claro que decir la verdad, así , a lo bruto. No genera muchas simpatías.
Me dijo que me quería, si. Pero no está. No estuvo. Solamente dijo, cuando yo sentia que era el final de todo, lo que yo quería oir. Y, milímetro a milímetro, voy acaparando los dos lados de la cama. A veces, gracias a un vino.

2 comentarios:

  1. Mi memoria está hecha trizas y no recuerdo dónde vi, previamente, la imagen de la conversación entre el dron y la tostadora.

    Y, tal como supongo que me pasó entonces, sobrevolando veo una figura trina, que ha mutado generando una cuarta forma, y veo también, en la tostadora dos ranuras (del bien y del mal) presididas por una enorme cruz.

    No sé si se trata de un caso de pareidolia (o de una aberrante paranoia).

    En todo caso, una excelente reflexión.

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