Una de las más extrañas alteraciones del comportamiento humano tiene forma de oferta. Da lo mismo que el razonamiento diga, con exclamaciones tanto al principio como al final, que es mentira. Es una oferta, una oportunidad, es un ahora o nunca. Antes era mucho más, es la última unidad. No vale para nada pero está de oferta. Y si no me lo llevo yo se lo llevará otro y no va a ser de otro. Tiene que ser mio. Lo compro. Es mi tesoro y Mordor está gobernado por un publicista sin escrúpulos.
La segunda unidad al 50%. Si una unidad vale 100 y la segunda nos cuesta 50 tenemos que pagar 150 por algo cuyo coste era 200. Es un 25% menos pero ponia 50% y es más que probable que, como los días sin iva de Marimar, haya subido un 30% de ayer a hoy. La ropa de Zara alcanza un 70% en rebajas. Yo, que debo de ser tonto como un mirlo en invierno, tirito con un margen del 10% y nunca hago descuento. Claro que mi problema es el altavoz, la desfachatez del cartel. Cuanto más grande es el rotulador estoy convencido que es mayor la mentira o la verdad a medias, que son las verdades de Mayra Gomez Kemp.
El marketing no es barato y se paga con los descuentos engañosos.
Pero hay una clase social, un estrato popular, que vive de oferta en oferta, de outlet a liquidación. Corretean con sus bolsas buscando productos con tara, segundas manos imposibles, saliban viendo contenedores abandonados en el canal discovery. Se creen más listos, más hábiles, son los Frank de la Jungla de la selva del consumismo. Llegas a sus casas y sacan sus nuevas adquisiciones haciendo hincapié sobre la oferta, sobre lo baratísimo, sobre el 50%, el 70%, sobre el última oportunidad. -"Esta es mi mujer, estaba de oferta"- podría ser una definición absurda aplicable a una camiseta de Primark a la que se le tiene cariño o a una estantería de Ikea de la sección de oportunidades. Estoy convencido que, a veces, también es así. Las últimas unidades de las seis de la mañana.
Internet es un mundo moderno en el que nada aparece sin el cartel de oferta ni el de descuento. Hasta los abonos a las páginas pornográficas, los besos virtuales, los superpoderes y los falsos antivirus que entran cuando pasas de soslayo por softonic tienen el cartel de "precio especial". Estoy cansado de ver tabletas compradas por internet que parecen tablets, tienen botones de tablet pero están en chino y no funcionan ni cargan ni aguantan ni tienen garantías. En ese momento han dejado de ser baratas a ser una estafa pero nadie acepta que fue estafado porque dejaría de ser más listo.
Esa es la parte del cerebro que el neuromarketing necesita para ser rentable: el escándalo y hacerte creer que eres más listo.
Engaños con clase. Ziritione. Ecosistema informático. Barato. Oferta. Descuento. Da igual que el teléfono llame porque tiene una funda de diseño, da lo mismo si el coche anda porque tiene un equipamiento multimedia.
Las rebajas empiezan el lunes.
De la misma forma que uno sólo perdonaba los crímenes si es que eran pasionales yo sólo me creo las ofertas cuando veo la necesidad en los ojos del comerciante vapuleado por la crisis. Y , en ese caso, soy tan lelo que creo que no merece perder. Mucho menos a manos de las plantas carnívoras que son los buscadores de chollos, carne de cañón de la publicidad de mentira.
Se arregla, como muchas otras cosas, pensando. ...pero es tan emocionante no pensar...
¡Cuánta razón!
ResponderEliminar¡La cantidad de gilipolleces que hemos hecho por no pensar! (y siempre había alguien que te decía: "hazlo, hazlo", que no era un grillo vestido de etiqueta, ni amigo tuyo; simplemente un embaucador que quería algo tuyo: tu pasta, haciéndote pensar que eras más listo que nadie).