Me dice que "jijiji" y "jejeje" no es lo mismo porque una cosa significa que te estás riendo con ganas y la otra es que realmente te parece gracioso. Eso es, creo, el metalenguaje del whatsapp. También, creo, que algo parecido sucedía en los sms. Supongo que pasaba algo similar en la grafología sobre la que yo llegué a leer más de un libro. En realidad, y a falta de todos los datos que es capaz de darte el lenguaje corporal, el ser humano, que es cotilla por naturaleza, siempre tiende a buscar algo mas allá del propio cuerpo de la comunicación. Somos cotillas de serie. Somos tan cotillas que nos encanta buscar mas allá para dar respuestas a las preguntas que nos hacemos. A las que no nos hacemos también, siempre y cuando las hagamos encajar en nuestra cabeza.
El gran éxito de Facebook siempre fue que se podía cotillear a otras personas pero, al contrario que otras redes, era un cotilleo con cierto esfuerzo porque siempre hay una puerta abierta a los datos que quieres pero nunca es la primera puerta a la que llamas. Lleva el esfuerzo casi delictivo de ir por diferentes perfiles hasta encontrarte el comentario abierto o la foto visible. Estoy convencido que si las políticas de privacidad funcionaran realmente o el whatsapp no tuviera double check, él y Facebook ya se habrían convertido en modas pasada de ídem, casi como en Messenger (que es probable que vuelva a la vida con Windows 8). El gran éxito de Facebook puede ser también que es metalenguaje en estado puro. "me gusta Juan Magan, me etiqueto haciendo botellón, la foto de perfil esta hecha en el cuarto de baño: soy una preadoleascente que empieza a estar orgullosa del poder social que descubre que ha ido ganando". Algunos programas informáticos e incluso los servidores de Google tienen complejos programas estadísticos destinados a descubrir si eres hombre o mujer, rico o pobre, alto o bajo listo o tonto, casado o soltero... Cruzando no sólo las búsquedas que haces sino el tipo de ordenador que usas, la conexión que tienes contratada en casa, el navegador que empleas, las horas a las que buscas e incluso si ese sistema operativo es legal o no. Cuando nos conectamos ese es el metalenguaje que no somos capaces de controlar.
La tecnología genera líneas de comunicación complicadas y que no significan lo mismo si eres adolescente o no, usas Facebook, ask, tuenti, twitter o Google+, tienes un teléfono, un ordenador o una tableta, es de una marca u otra e incluso la hora a la que te estés comunicando.
Lógicamente no es lo mismo un "q tal estás?" desde el ordenador a las dos de la tarde de un martes que desde el móvil a las dos de la mañana de un sábado. Significa cosas diferentes en algunos casos y en otros no. El problema es que ese metalenguaje se puede entender de una manera muy diferente según el interlocutor. Ella pensará, seguro, que tengo una azarosa vida sentimental y sexual porque habito en varias redes sociales y recibo mensajes en el teléfono y porque, probablemente, la manera que tengamos de interpretar nuestra verdad y la verdad del otro siempre es diferente.
"Madurar, que no crecer, te hace ser más tolerante con las cosas que te rodean y menos con las que te suceden"- me dijeron ayer. Es cierto. Cuando eres más joven no te importan muchas cosas pero no te relacionas con todo el mundo. Según te vas haciendo mayor eres capaz de relacionarte casi con cualquiera pero hay cosas por las que directamente no pasas porque intuyes que no las quieres para ti. Nunca hubieras hablado con alguien de otro "grupo" siendo adolescente pero no tuviste prejuicios para irte de paseo con ese guapo gilipollas y ahora hablas con cualquiera pero, de paseo, no te llevas a cualquiera. Esas decisiones las tomas creyendo como dogmas de fe las conclusiones que te dan todos esos componentes que van añadidos al contenido de la comunicación.
Así que aprendí que no es lo mismo "jijiji" que "jeje" y que si pones "ha ha" o "juas juas" son cosas muy diferentes.
También aprendí que todo lo que digo sin decirlo me castiga duramente y que no está, por mucho que lo relea, en la conversación. Está a medio camino entre mi verdad, la verdad, y la verdad de la interpretación de la otra parte.
En eso consiste y ha consistido siempre la comunicación.
Y cada vez es más complicada porque los humanos somos más extraños.
"Madurar, que no crecer, te hace ser más tolerante con las cosas que te rodean y menos con las que te suceden"- me dijeron ayer. Es cierto. Cuando eres más joven no te importan muchas cosas pero no te relacionas con todo el mundo. Según te vas haciendo mayor eres capaz de relacionarte casi con cualquiera pero hay cosas por las que directamente no pasas porque intuyes que no las quieres para ti. Nunca hubieras hablado con alguien de otro "grupo" siendo adolescente pero no tuviste prejuicios para irte de paseo con ese guapo gilipollas y ahora hablas con cualquiera pero, de paseo, no te llevas a cualquiera. Esas decisiones las tomas creyendo como dogmas de fe las conclusiones que te dan todos esos componentes que van añadidos al contenido de la comunicación.
Así que aprendí que no es lo mismo "jijiji" que "jeje" y que si pones "ha ha" o "juas juas" son cosas muy diferentes.
También aprendí que todo lo que digo sin decirlo me castiga duramente y que no está, por mucho que lo relea, en la conversación. Está a medio camino entre mi verdad, la verdad, y la verdad de la interpretación de la otra parte.
En eso consiste y ha consistido siempre la comunicación.
Y cada vez es más complicada porque los humanos somos más extraños.
Allá por el año '96 aprendí en IRC que los anglos se rien "hahaha" y los hispanos "jajaja" y sí, todo lo que crees que viene del whatsapp es más viejo que muchos que usan whatsapp hoy.
ResponderEliminarLos animales usan la mirada para muchas más cosas de las que nos imaginamos.
ResponderEliminarNosotros aún no hemos llegado a prescindir de la comunicación no verbal (espero).