Mi profesor de termodinámica de 4º decía que una vez resuelto un problema el alumno debía de valorar si ese resultado estaba dentro de los parámetros de lo viable. "Eso"- insitía- "es lo que diferencia a un ser humano de un robot"
Probablemente eso es algo que resulta abolutamente obvio para todos aquellos que, como yo, no nacimos con un ordenador pegado a nuestro trasero.
Sin embargo hemos aprendido a no poner en duda los resultados que una máquina nos puede dar de la misma manera que algunos consideran que si algo aparece escrito en la Wikipedia es, por dogma, cierto. Hemos considerado que si está escrito entonces tiene parámetros de certeza.
Sin embargo ya empieza alguno a afirmar que, ojo, el 15% de lo que aparece en Internet es mentira. Eso es fruto de la libertad y de que cualquiera puede, como aquella que ha secuestrado un barco diciendo que es Jack Sparrow, afirmar lo que desee. Desde ese punto de vista, y tras unos años de exaltación tecnológica, hemos de volver al planteamiento básico de mi profesor.
El último ejemplo, y probablemente uno de los más sangrantes, lo ha dado la versión de mapas del ios6. Apple, con esa consideración casi quirúrgicamente limpia de la informática, ha puesto a sus máquinas a trabajar partiendo de la consideración empírica de que los ordenadores y la información que circula por internet es intrínsecamente cierta. Y les ha salido una broma en vez de un mapa. ¿Por qué? Porque no han mirado el resultado y han considerado que si el ordenador lo dice, tendrá razón.
La generación que empieza a tener el control de nuestra sociedad carece de la capacidad de enfrentarse a lo que un conjunto de máquinas pueda llegar a afirmar, como si fuera un Skynet todopoderoso. No se plantea la veracidad de la respuesta si es que la respuesta está llena de 0 y 1. No hace falta pensar si la máquina puede pensar por ti y, además, ya se te ha olvidado cómo hacer una raiz cuadrada a mano. Es más, no puedes poner en duda el resultado, aunque te diga que el Ebro esté en Brasil porque alguien te convenció que ese conjunto de chips es más listo que tu.
Mi profesor de termodinámica era un señor bajito, que fumaba ducados en clase y que llamábamos épsilon (porque era pequeño y despreciable) pero tenía mucha más razón que toda la maquinaria de Apple haciendo mapas.
Ahora hay que explicar a toda una generación que las máquinas son instrumentos que dan resultados pero que con el resultado en la mano lo que hay que hacer es: pensar.
Eso es lo que diferencia al ser humano de un robot.
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