Cuando alguna pareja te presenta a su hijo y te dice que se llama "Jonathan" y lo hace con el orgullo exacerbado de creerse la quinta esencia de la originalidad sientes un calambre que va bajando por la espalda hasta terminar en el mismísimo ano desprendiéndose de ti como una ventosidad de desaprobación sin ser capaz de admitirlo mientras miras al vástago haciendo como que no has oido nada.
Es una demostración, por lo común del atentado contra la vida de su propio hijo, del pais de mediocres en el que estamos empezando a vivir(gran link).
Cuando hago un repaso a la manera de protestar que tiene esa generación de hípster sin clase que abunda dentro de un resquicio de brillantes jóvenes españoles vengo a reconocer que hay algo tremendamente cierto: En las primeras reivindicaciones que tomaron las calles al ritmo que marcaba una juventud que creíamos anestesiada por la música dance, el botellón y los videojuegos aparecieron una serie de pancartas hábiles en su contenido y dignas de más de un publicista en paro. Tomaban referencias culturales o frases pertenecientes a nuestra cultura más habitual para convertirlas en sutiles y brutales reivindicaciones. En algún momento incluso aquellas pancartas tomaron la calle más que algún indignado.
Así que, casi como si fuera la misma admiración mediática que tuvo ese primer Operación Triunfo, algunos se han creido los nuevos Bisbales y las grandes Rosas de España pensando, con el sonido que hacen los engranajes con poca grasa, lo que puede llegar a parir su cerebro en forma de pancarta para el controvertido 25S.
Y me he encontrado cientos de pancartas al estilo "democracia: me gusta cuando callas porque estás como ausente" que no son más que un corta y pega de una búsqueda de google para hacer con ello lo mismo que con los trabajos de la ESO: una mala copia de los resultados de internet porque a alguno se le olvidó pensar.
Son los mismos que te mandan una y otra vez esa comparativa con los precios en pesetas y en euros de los sueldos y el café. Son los mismos que te dicen que el salario mínimo en España y en Alemania es un ejemplo de ser un pais de segunda clase y los mismos que te mandan un powerpoint con fotos de gatos. Son los que ponen frases de cuestionable autoayuda en su perfil social y se quedan, más pasados de rosca que una canción de amor de Air Supply, en los 40 principales.
Supongo que son los mismos que creen que la crisis se arregla montando en Ryanair, comprando en H&M, despreciando al comercio que tanto trabajo le cuesta abrir a su vecina, pagando con tarjeta para que ganen los bancos, quejándose mucho para terminar votando a los mismos cada 8 años (cada 4 años a uno diferente) e intentando no pagar impuestos como un buen habitante mediterráneo.
Serán los mismos que, pensando que son Bisbales de la reivindicación, se han convertido en esperpentos de la pancarta y que pondrán a su hijo, si es mujer: Jeniffer, si es varón: Jonathan.
Y se creerán los más.
Bueno, más sí que son.
Pd: En resumen: alguien, hace un año, descubrió el poder de una pancarta bien realizada porque nuestro germen intelectual es indudablemente bueno. Otros, por aquel entonces, lo vieron como algo chulo que tenía que ser copiado porque así se creerían más listos y mucho más modernetes. Así que lo copiaron como se copia en España: chapuceramente y con esa muestra orgullosa, digna de Pitingo, que te hace dudar entre si es la basura que te parece o tan bueno como se lo cree el autor de la copia, al estilo Ctrl+V.
Hasta para quejarse hace falta un poco de clase, corazones.
Hasta para quejarse hace falta un poco de clase, corazones.
Me gusta!
ResponderEliminarMe hizo gracia lo de "más pasados de rosca que una canción de amor de Air Supply", justo cuando acabo de programar a 10cc y "I'm not in love", que viene a ser lo mismo.
ResponderEliminarGran post. Mucha razón llevas.
es una frase que, reconozcámoslo, es muy dura pero muy dificil de entender para algunos. Bien pillada!
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