Dicen que los introvertidos dirigirán el mundo.
Pero lo que es cierto es que hasta ahora los ruidosos han estado dirigiendo nuestros pasos. Algunos, sometidos a la tiranía del volumen que da el ruido que pudiera hacer tu coche, se han convertido en "dolcegabaneros". Llevan chándal. Las gafas en la cabeza. Si no hay gafas tienen a mano una gorra con una enorme visera. Conducen incrustados en sus asientos y te miran de reojo en los semáforos mientras las atronadoras músicas de sus aparentes vehículos carecen de letra y se componen de repetitivos y atronadores bajos que hacen temblar el espejo retrovisor. Adoran los realitys. Su foto de perfil en Badoo es de ellos mismos, con o sin camiseta, sentados al sol del reflejo del capó en actitud desafiante cuando, en el fondo, llevan a un cantante de boleros de tercera en su interior si es que la Jenny les lanza un beso alguno de esos días en los que se acuestan habiendo hecho lo mismo que su desgaste cerebral: absolutamente nada.
Otros, aquellos que pueblan sus perfiles de facebook con fotos (instagram:on, preferiblemente) de sus múltiples viajes, cultivan ese espectro alternativo con el que subyugan a las féminas con razonamientos sobre el calentamiento global y la democracia mundial, la igualdad entre los seres humanos y la inoperancia de los gobiernos contemporáneos. Hablan despacio y nunca conoces a sus artistas. Tienen una bicicleta o un ticket de transporte gastado. Llevan una mochilita en un costado repleta de papeles y te repiten una y otra vez sus frustrados intentos de lograr algún tipo de reconocimiento artístico o intelectual (que te enseñan en su ipad a modo de confesión). Ven series en versión original. Dan charlas, si es que han sobrepasado el eterno momento del becario académico, o investigan en grandes empresas preocupándose de si mismos mientras ansían aparecer en un video del TED. Viven, como más de uno de los profesores que tuve en la universidad, en la teoría del todo sin llegar a hacer nada.
La diferencia está en que mientras los "dolcegabaneros" saben que son gilipollas los "gafapastistas" creen que los gilipollas somos todos los demás.
Y los dos son un tipo de fraude.
Lo sé porque yo tuve un coche 16 válvulas, lo puse un día a 240km/h, descubrí que era una idiotez y después me empeñé en criticarlo todo con un tono de voz bajito mientras me regodeaba en no ser capaz de escribir el libro perfecto, lo cual es estúpido si no pasas de un blog.
Ahora llega el tiempo de los introvertidos. Habrá que ir ensayando.
Muy bueno. Comparto opinión. Ahora sólo falta que un día escribas sobre los progres; en mi opinión son los peores.
ResponderEliminarSaludos.
los progres son los gafapastas de los 80... no se... ¿jose Sacristan?. Supongo que en vez de adorar a Assange y Chicho Terremoto lo que aman es a La Pasionaria, Caponata y Perejil (cuando no lo hacen a la Familia Telerín).
ResponderEliminarHay que reconocer que La Pasionaria es una figura mucho mas interesante que el señor de wikileaks. Y, por supuesto, los valores educativos de Caponata son más firmes que los de Chicho Terremoto.
(Dios, que viejo soy)