Dicen que uno de los motivos que más hace por la inclinación femenina hacia la ruptura de relaciones que requieren más de un esfuerzo son los comentarios de las amigas separadas que no se cansan de contar lo maravilloso y libidinoso que es ser mujer, moderna, soltera, sexualmente activa y disponible en este mundo de noches sin tregua llenas de hombrecitos con las hormonas fuera de control.
Supongo, porque solo lo supongo, que viene a ser parecido a no tener la valentía de admitir cierta rendición y necesitar, como una terapia de autoconvencimiento, ratificarse en que aquella decisión fue la correcta y reclutar a más componentes del secreto ejército de cada uno. Supongo que es lo mismo que yo hago cuando explico que ser jefe de uno mismo es la octava maravilla del mundo y después, en una esquina, hay dias en los que añoro tener órdenes que acatar.
Estadísticamente hablando se ha demostrado que el porcentaje de personas que viven el la calle y no pertenecen a la ciudad en la que habitan al raso es enorme. La mayoría de las personas que terminan de manera desafortunada en esa situación se marchan a otras ciudades por casualidad o por verguenza, pero el caso es que se van.
He de entender que para la familia de más de una de esas personas las noticias que reciban siempre serán buenas. Nate Fisher, el hijo mayor de los Fisher, vuelve a su casa desde su maravilloso trabajo en Seattle y al final decide quedarse porque aquello en lo que estaba triunfando no era más que otro trabajo más en una ciudad cualquiera. Pero tampoco se había atrevido a contar en casa que El Dorado no estaba donde lo había ido a buscar.
Durante años la inmigración que llegaba a España buscaba precisamente ese El Dorado. No estaba aqui, eso lo sabíamos perfectamente quienes nos partíamos el pecho a diario contra todos los obstáculos que nos iba poniendo la vida, la sociedad, los gobiernos, el paro y tener que coger aire durante un momento para sumergirnos en el fango de nuestros problemas.
Ahora, y cada vez de una manera más insistente, aparecen reportajes que se compadecen de un sistema que manda a sus jóvenes al extranjero y les entrevista recibiendo respuestas de pena, de nostalgia y de afirmaciones que dicen que allá se pueden lograr cosas que acá son imposibles. Hace una semana, el suplemento de El Pais establecía en 500.000 los jóvenes que se marcharán a vivir una "vida mejor". Hoy en la edición digital de la BBC se hacen eco del dato que afirma que 580.000 personas abandonarán España el año que viene. En todos los casos, independientemente del destino (Noruega, Sudamérica, Suiza o donde quiera), las historias hablan de la imposibilidad humana de tolerar unos trabajos de mierda que compensen los años de esfuerzo y sacrificio que les ha llevado a una preparación que no son capaces de demostrar. Algunos, si les encuentras en un pub en el extranjero, empiezan la copa alardeando de las libertades y las enormes remuneraciones económicas para terminar, cuando ya están bebidos, asegurandote lo que añoran la tortilla de patatas del bar que está debajo de la casa de sus padres.
Nadie lo tiene todo y elegir es renunciar.
La felicidad no se compone exactamente de una gran nómina, como la soledad no se puede rellenar a base de sexo casual con aves de paso, como pañuelos "curafracaso".
Vivimos en el único lugar que nos pertenece culturalmente, aunque nos pese y de la misma manera que el sofa de la casa de tus padres es donde mejor se ve la televisión. La movilidad humana es una seña de identidad de los tiempos en los que vivimos. Estoy convencido que hay muchos más japoneses de turismo por el mundo que en el propio Japon, porque se planifican para no saturar el pais. Hay, al lado de mi trabajo, un camarero sueco, un alemán en paro, un boliviano que limpia cristales y un británico borracho. No existe ninguna diferencia con los españoles en Suecia, Alemania, la gran Bretaña o Bolivia. "Como en España no se vive en ningún sitio"- afirman los extranjeros. "En España no podía vivir"- afirman los españoles.
Los que se van no son ni los mejores ni las ratas, por si alguno lo malinterpreta. Pero la felicidad no es una nómina y tu hogar, que no tu casa, es aquel lugar en el que consigues descansar, que no dormir.
El pais que, según los estudios, es el más feliz del mundo, es Vanatu (En el Caribe), seguido de Colombia y Costa Rica. No suelen ser los destinos que eligen los Españoles por el Mundo. Malta está por encima de nosotros y el último es EEUU.
Será por la tortilla de patata por lo que algunos decidimos quedarnos para no tener siempre las ganas de volver y, los días impares divisibles por siete, las ganas de marcharnos. (Me toca el miercoles 21)
La primera cancion, en su ENORME versión completa: http://youtu.be/s2wfHzyeLy0 (Devlins, Waiting, 1997)
ResponderEliminarDespués de 15 años en el extranjero, lo que veo es que hay personas que se sienten bien en donde sea y otras que están jodidas caigan donde caigan. En general abundan más los segundos en el extranjero porque es fácil encontrar una causa: la tortilla, los otros, el idioma, etc...
ResponderEliminarNo sé quiénes dicen...así que también digo que tu primer párrafo suena mucho más a autojustificación que a esa supuesta necesidad de autoconvencimiento de las mujeres separadas y/o divorciadas, de que su decisión fue la correcta.
ResponderEliminarSoy sola ( y digo bien, soy) desde hace muchos años y en todo este tiempo he contemplado muchas rupturas. Rupturas que siempre me han apenado y jamás he hecho proselitismo de mi situación.
Mujer, si, moderna, quizá, soltera, también, sexualmente activa desde luego (sólo faltaba tener que justificar también eso)y harta de esas según te parece maravillosas noches sin tregua, porque no encontramos otra cosa que hombrecitos con las hormonas fuera de control.
PD. te sigo hace muchos meses en la sombra. Hoy un bug en mi kit de autoprotección me ha llevado a publicar un comentario.
ResponderEliminarMil perdones.
Me gusta el artículo y me gustó la inteligente réplica de maria again. No siento la necesidad de tener que pedir perdones porque últimamente me he animado a comentar.
ResponderEliminarNo sé si hago bien...
Alberto Secades no lo hagas, eso sólo los hacemos las personas profundamente inseguras.
ResponderEliminarSaludos