Hace unos días alguno se sorprendía al ver cómo la existencia de cierta tirantez y estados de opinión polarizados en buenos y malos era una necesidad innata para determinados medios, políticos y personas variadas. Así se convirtió esto (no a la imposiciones, somos una nación):
Aunque también, ante la obviedad de la manipulación, el director de dicho periódico ha tenido la ordinariez de defender su teoría que es, como en la mente de más de uno, considerar que si unos señores que hablan en euskera se juntan por la calle con la idea transgénica de la separación de Euskadi del resto de España, entonces son automáticamente simpatizantes de ETA y, por defecto, asesinos. Dicho lo cual es lógico admitir que los asesinos han de estar en la carcel por lo que cualquier castigo es poco para con dichos manifestantes.
Más o menos es la diferencia que se dio en el paso de la Vuelta Ciclista a España (la cual vi pasar con la rapidez que tienen esos tipos en bicicleta) en donde se vivió en una normalidad deportiva fuera de lo común (debido a la admiración que se tiene por el deporte de las dos ruedas) y, sin embargo, algunos medios se regodearon con los señores que, pancarta en mano, reclamaban cosas que nada tienen que ver con el deporte y que se convierten, con una facilidad considerable, en la copia abertzale de los consumidores compulsivos de determinados medios de comunicación que viven el estilo PedroJ. Al fin y al cabo, algunos extremos se tocan.
Cada dia resulta más claro que algunos necesitan mantener despiertos fantasmas que están aceptablemente muertos. Resulta la misma estupidez que sentirte engañado por aquella novia que se casó y ya tiene cuatro niños. A veces, cuando algún valiente ha sido capaz de lanzarse al agua y luchar a brazo partido contra el cocodrilo hasta matarlo, cual Tarzán, los cobardes se hacen fotos con el animal muerto y alguno le pisa la cabeza sintiéndose más valiente que Bilbo Bolsón.
España es un pais, como todos los demás, que está repleto de gilipollas. Al igual que otros paises disponemos de un sistema que supone permitir que cualquier gilipollas pueda decir lo que piense sin que ello le lleve a cumplir pena con violadores, asesinos y ladrones de guante blanco o negro. Tenemos una buena cantidad de personajes que creen que Franco era un fenómeno, que las mujeres son menos que los hombres, que todos los hombres son maltratadores en potencia, que todos los ciclistas se drogan, que la derecha nos va a joder, que los homosexuales tienen ácido en vez de sangre por las venas, que la izquierda ha arruinado a todos y cada uno de los españolitos de bien, que los catalanes escupen sobre todo lo español, que los inmigrantes vienen a robarnos y que, por supuesto, cuaquier cosa que suene a la Euskadi profunda es, en consecuencia y aunque sea un baile tradicional vasco, un terrorista con pistola y capucha sediento de sangre española.
Partiendo de ello la sentencia (de 10 años) a Arnaldo Otegi (más amigos varios) por decir lo que piensa resulta exactamente lo mismo que meter en la carcel a un defensor de todas aquellas cosas que se hicieron salvajemente bajo el régimen de Franco (recuerdo que Ynestrillas fue encarcelado (poco) por matar, que no por "pensar"), penalizar con un saco de años a quien afirma que hay que expulsar a todo aquel que no sea blanco y limpio o insertar a quien vaya en bicicleta en un proyecto de lucha contra las drogas. No comprendo cómo unos son idiotas y el otro un terrorista.
Ser gilipollas no es un delito, pero agunos creen que las bases democráticas se pueden basar en encarcelar a todo aquel que diga cosas que no nos gustan. A mi no me gusta lo que dice Arnaldo, pero tampoco la manera de vender la realidad de PedroJ. No me gusta oir ideas racistas en los bares, ver cómo algunos expresan su admiración por la mano dura con unos o con los otros e incluso aborrezco los "árbitro, te voy a matar" que se escuchan en los campos de primera regional. Pero expresar una gilipollez y no llevarla a cabo lo único que demuestra es que eres gilipollas, no que seas un delincuente. Supongo que mi concepción de la democracia es incómoda, pero es la que aprendí en el colegio mientras mi abuelo me contaba cómo asesinaron a su hermano en Paracuellos, mi padre llegaba a casa pronto porque ETA había puesto una bomba en las oficinas de un empresario que no quería pagar el "impuesto revolucionario" y yo llegaba a la conclusión que los delincuentes cometen delitos mientras aprendí a tolerar que cualquier tontaina pudiera expresarse libremente de la misma manera que yo mismo debo de ser libre de decir cualquier soplapollez sin que me metan en la carcel por ello.
Es una cuestión de incomodidades y libertades con la que parece que algunos, que residen en extremos diferentes, no han aprendido a vivir.
Pd (resumen): ¿Es injusto meter en la cárcel a un tipo por decir lo que piensa, aunque piense equivocadamente?. Sí.
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ResponderEliminarNo podría estar más de acuerdo contigo. Felicidades por el post.
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