Publican una noticia de esas que dan miedo si te detienes sobre ella: están a punto de presentar un sencillo test que es capaz de predecir si tu vida será larga, corta, sana o llena de enfermedades.
Lo cual es tan inquietante como si se te acercara una gitana a leerte la mano, te dijera muchas cosas y además acertara.
La única vez que una gitana se me acercó bebía, junto a mi hermana, un granizado en una terraza del Retiro madrileño. "Vais a tener muchos hijos"-nos dijo. Cuando mi hermana le avisó que somos hermanos ella rectificó y dijo que cada uno por su lado. Obviamente una sobrina no es una gran cantidad y mis semillas no han germinado abocándose a la desidia de la soltería no reproductora. Me tranquiliza, en parte, saber que la gitana en cuestión era un fraude.
¿Querría saber el momento aproximado de mi muerte como si fuera el Deadline definitivo?. Supongo que no, pero por miedo a dejar muchas cosas sin hacer y saber qué hay después de haber sido un adolescente desde los 15 hasta los 40 porque dicen que muchos de los recuerdos que me tengo que guardar para esos últimos minutos aún están por llegar, y por rellenar.
Mientras pienso en cuales serán las imágenes que aparecerán por mis ojos también afirmo que algunas pruebas científicas deberían de guardarse en cajones sellados con la cinta de embalar que tiene la incertidumbre de la vida.
Pues como se quede en la farmacia el aparatejo a falta de energia más de uno va a salir corriendo como el del video.
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