27 de diciembre de 2010

Autoestima mejor que sexo.


Supongo que es por dos o tres motivos. Quizá porque en esta generacion echar un polvo es una de las cosas más sencillas que hay (ojo, si añadimos "buen" ya es altamente complicado). Quizá porque después de los momentos sexuales hemos aprendido que es mucho mejor que nos quieran un poco o que nos den mimos, lo cual ya no es sexo sino autoestima que sube con las caricias ajenas, como una erección de buen rolito. Y probablemente porque el sexo ha sido ese tipo de conquista estúpida que se ha considerado una cuantificación de la capacidad social y hemos aprendido que nunca eres más feliz si echas más (o todos) o menos (o ningún) polvo.

Por eso cuando ella no quiere acostarse contigo y tu crees que sus satisfacciones sexuales han sido cubiertas por otro varón (de diálogo argentino, chulería italiana, alta masculinidad y virilidad de valoración descomunal) es más que probable que simplemente está suficientemente satisfecha con un "estás muy guapa" de un extraño o un "buen trabajo" de sus jefes o simplemente la sensación que te queda cuando sabes que las cosas las han hecho bien.

Y con eso le vale. No necesita la certificación de un polvillo, nocturno o mañanero, que no sepas acompañar de los cumplidos que se merece.

Recuerdo esa canción del meteorologo enamorado que nunca acierta porque siempre dice que hará buen tiempo.

Nadie habla de sexo, porque no importa (aunque ayuda).

2 comentarios:

  1. La verdad que hoy tendría tanto sexo sin importarme la autoestima.
    (Lo dice una linda mujer)

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  2. Sobre gustos no hay nada escrito y como diría un castizo "hay gente pa tó"

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