19 de septiembre de 2010

Labordeta

Se ha muerto Jose Antonio Labordeta.

No es por la desaparicion de una figura política de peso específico para la historia, porque nunca lo llegó a ser (desde mi punto de vista). Ni siquiera es por su gran legado musical, porque nunca tuvo ningún nº1 (aunque eso no es importante). Tampoco es por su gran aportación a la literatura, aunque he de admitir en mi cargo que nunca le leí más allá de sus columnas en prensa.

Pero me queda la sensación de perder a una de esas personas sin miedo a decir aquello que piensa y de la manera más nítida, de la manera más clara. Si hay que mandar a la mierda, se manda. Si hay que soltar un "joder" en la tribuna del congreso, se suelta. Porque, y aquí queda esa sensación de vacío, Labordeta representaba, al menos para mí, un tipo íntegro que era capaz de decir lo que pensaba y quizá eso es lo que nunca le hizo ser ningún referente en nada y un referente en todo. Una especie de Javier Krahe de la política nacional.

En este país donde las formas, la ética y el rendimiento electoral y popular se han establecido desde hace años hemos perdido a un tipo que decía lo que pensaba y nos hemos quedado con miles que dicen lo que quieres oir aunque luego hagan lo que les de la gana.

Eso deja un vacío. Buen viaje, amigo.

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