Se ha muerto Jose Antonio Labordeta.
No es por la desaparicion de una figura política de peso específico para la historia, porque nunca lo llegó a ser (desde mi punto de vista). Ni siquiera es por su gran legado musical, porque nunca tuvo ningún nº1 (aunque eso no es importante). Tampoco es por su gran aportación a la literatura, aunque he de admitir en mi cargo que nunca le leí más allá de sus columnas en prensa.
Pero me queda la sensación de perder a una de esas personas sin miedo a decir aquello que piensa y de la manera más nítida, de la manera más clara. Si hay que mandar a la mierda, se manda. Si hay que soltar un "joder" en la tribuna del congreso, se suelta. Porque, y aquí queda esa sensación de vacío, Labordeta representaba, al menos para mí, un tipo íntegro que era capaz de decir lo que pensaba y quizá eso es lo que nunca le hizo ser ningún referente en nada y un referente en todo. Una especie de Javier Krahe de la política nacional.
En este país donde las formas, la ética y el rendimiento electoral y popular se han establecido desde hace años hemos perdido a un tipo que decía lo que pensaba y nos hemos quedado con miles que dicen lo que quieres oir aunque luego hagan lo que les de la gana.
Eso deja un vacío. Buen viaje, amigo.
Sit tibi terra levis, maestro.
ResponderEliminarhttp://es.wikipedia.org/wiki/Sit_tibi_terra_levis
ResponderEliminarlo tuve que mirar