23 de septiembre de 2010

58.000€ al año (para ti)

Segun un artículo publicado en la PNAS el premio nobel en economía y psicólogo Daniel Kahneman se cree con la capacidad de admitir que el salario máximo que da la felicidad son 58.000€ al año. A partir de ahí es abusar.

Discrepo por muchos motivos, principalmente porque yo, españolito de a pie, gano bastante menos y no me considero, en lo económico, tan infeliz.

En realidad el dinero siempre me ha parecido un bien necesario pero creo que la calidad de vida e incluso la felicidad en general se haya de valorar de otras muchas formas. No pongo en duda que el dinero es el elemento cuantificable que tanto nos gusta poner en la mesa y que nos hace sentir tremendamente importantes cuando hacemos una de "esta la pago yo".

Pero cuando veo un reportaje hablando de los 45 minutos que tarda un protagonista en llegar a su trabajo y yo descubro que me he levantado a menos veinte y aún así me da tiempo a fumarme un cigarro (y ducharme) para abrir a en punto creo que esa tranquilidad bien vale unos euros.

Cierto es que para realizar el estudio han intentado valorar económicamente aquellas experiencias emocionales diarias necesarias para ser estadísticamente feliz. Que si te tomas un café, un sandwich de bonito, vas en metro, pagas tu gimnasio, cenas fibra y tienes una cama confortable. Que si sales una vez por semana y tienes que comprar un regalo de cumpleaños. Que si alguna vez al año te montas en un avión y alguna vez has comprado profilácticos. Todo eso se suma (suponiendo que te hace feliz) y se divide por los meses. Así que !tachán!, casi 5.000€ al mes.

Supongo, y ahora voy con las puntualizaciones, que dependerá del coste de la vida de donde residas y si aquellas cosas te satisfacen realmente. Por mi parte creo que aquellos componentes en los que reside la felicidad (que no disfruto actualmente porque soy muy exigente y muy giliollas) se componen de un equilibrio en las necesidades satisfechas. La mejor copa del mundo, a mi parecer, vale 2,5€. Supongo que me perdería viviendo en una casa más grande. Los viajes con los que alguna vez soñé son especialmente baratos. Hago ejercicio en casa y paseando por la calle. Los ultimos profilácticos que compré supongo que caducarán solos. Será que me he convertido en una persona de necesidades cubiertas, lo cual no quiere decir conformista, que es el gran miedo. Valoro mucho más poder escribir este post en una pausa del trabajo, llevarme bien con mis compañeros y llegar desde casa en menos de 5 minutos que una subida de sueldo del doble. Cenar con un amigo. Reirme, si se da el caso, por la noche justo antes de que me abracen.

También es cierto que siempre he considerado, como los estudiosos que nos atañen y que gastan mucho más que yo, que la remuneración económica ha de venir compensada por tus necesidades. Y yo soy un tipo de necesidades elementales: una copa, una cena, un abrazo, quedarme dormido con ella desnuda a un lado. A partir de ahí es abusar.

Pd. sí, me considero, al menos en este aspecto, un privilegiado.
Pd2: en otro momento de mi vida, también es verdad, no lo veré tan fácil.
Pd3: mis amigos ricos viajan mucho más lejos buscando felicidades que yo disfruto en casa.

2 comentarios:

  1. Hacía tiempo que no comentaba, aunque siempre te leo. Pero esta entrada lo merece. Opino exactamente igual que tu, mi padre cree que soy la oveja negra de la familia porque abandoné la carrera y nunca tendré un "buen" trabajo ni seré feliz siendo una mileurista. Yo, por el contrario, pienso como tu; tengo mi trabajo decente de oficina al lado de casa y disfruto con mis amigos y mi pareja. Casi siempre la felicidad está dentro de cada uno, sólo hay que saber encontrarla (y para eso el dinero no sirve). Enhorabuena una vez mas por el blog. Saludos

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  2. La felicidad tiene el precio que cada uno le quiera poner, en las tiendas de los chinos siempre está al fondo y suele costar 1 €.

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