1 de marzo de 2010

Metereólogo: el nuevo poder.

Este fin de semana la mayoría de las personas de bien que vivimos en el norte de España nos hemos quedado en casa, con los tiestos dentro, esperando temerosos la llegada de la ciclogénesis explosiva (que llegué a pensar que era algún tipo de enfermedad venérea que se transmitía por el aire) ("cariño, me has sido infiel, el médico me ha dicho que me viene una ciclogénesis").

Lo cierto es que cuando te quedas en el ascensor y sientes la obligatoriedad de hablar con ese vecino con el que nunca hablas y del que intentas adivinar en qué piso vive, el tiempo atmosférico siempre es un tema recurrente (aunque no el más lógico).

Como si nunca hubiera existido una catástrofe natural o todo ello fuera la conversación de ascensor del periodista de turno nos han bombardeado con el tsumani de la india, el terremoto de Haití, los movimientos de tierra salvajes de Chile, el Niño y la madre que parió a todos los cambios climáticos. Parece que los meteorólogos del mundo se han puesto de acuerdo para meternos miedo.

Nosotros tenemos nuestras nuevas tecnologías, nuestros aviones volando, nuestro coche eléctrico y el sexo virtual. Tenemos las pulseras con hologramas que se supone nos proporcionan equilibrio (aunque yo lleve en caída libre desde enero). Tenemos calefacción central, corsés de moda y calzoncillos de felpa. Tenemos políticos a quienes echar la culpa de nuestras miserías y de los males ajenos. Tenemos jefes malévolos que nos explotan (aunque las bajas laborales hayan bajado en 50mil mensuales el año 2009). Tenemos TDT, canon de la SGAE y algunos afirman que tienen la receta de la felicidad.

Sin embargo llega un meteorólogo y te dice que todo se lo va a llevar el aire, que te vas a ir a tomar viento y nada tiene valor porque nos sentimos indefensos ante el clima que nos arrastra y nos escondemos en las cuevas rezando porque amaine la tormenta perfecta.

En esta sociedad en la que nadie hace caso al poder convencional, en la que los hijos no acatan los consejos de los padres y en la que los abrazos están más caros que el desprecio sólo nos ponemos de acuerdo cuando los meteorólogos se confabulan contra nosotros.

Ayer un grupo de trabajadores de la Asociación Española de Meteorología consiguieron mesa para 12 en un restaurante de moda porque todos los demás estábamos escondidos en casa.

7 comentarios:

  1. Interesante articulo,como casi todos los que leo aqui desde que me enganche hace unos meses. Solo un apunte; los meteorologos tienen ese supuesto poder sobre la gente que los escucha.Soy uno de los pocos a los cuales el famoso "apagon analogico" de la TV nos ha venido de miedo, porque no nos hemos comprado el decodificador para ver la digital.¿Para que ver la tele teniendo emule? Solo leo la prensa escrita y por ello selecciono los articulos que me interesan. Y la radio solo la oigo cuando cocino, que tampoco es todos los dias. Sin embargo, y tomate esto como un cumplido, tu blog lo leo a diario.Y creeme,'¡se puede vivir sin tele!.Apaga la tele, enciende tu mente. ;-o)

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  2. Gracias por la fidelidad, manc.
    Me duras mas que la media.

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  3. Si la calidad de tus escritos no mengua por el hecho de que actualices a diario. Lo cual es un merito añadido por tu parte. Aqui tendras un lector que "pierde" o emplea una buena parte de su tiempo diario en "bucear" por internet.

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  4. ¿Cómo? ¿Otro sin tele? Y sigue lector fiel tuyo?
    Tendremos que monar la peña de fans "almas gemelas"

    "Me duras más que la media" Así me gusta, pesimista. Yo sigo siendo oncólogo, que en ranking, es más optimista que Nise.
    Un abrazo
    Ramón

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  5. Era mas mono lo anterior.

    (oncologo... joder, ramon... te van las emociones duras...)

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  6. "cariño, me has sido infiel, el médico me ha dicho que me viene una ciclogénesis"

    ... y yo que pensaba que las enfermedades venéreas se cogían al revés... ;-)

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