15 de marzo de 2010

Es muy duro ser Willy Toledo


Tiene que ser muy duro ser Willy Toledo.

Supongo que igualmente duro que haber sido Ramoncín, Pilar Bardem, Pignoise o Norma Duval haciendo bolos a favor de alguna que otra motivación o partido político.

No digo con ello que el señor Toledo, el señor San Juan o Juan Diego Botto no estén en su derecho de apoyar públicamente las ideas, regímenes totalitarios, huelgas de hambre o cambios de sexo que quieran, porque tienen el mismo derecho que tú y que yo de opinar.

Lo que sucede es que Willy Toledo, persona o personaje que tiene mi admiración (desde que fué el niño melón) sigue sospechosamente el tufillo dejado por el visionario de Ramoncín.

Hace no mucho se fué a hacer turismo a algún aeropuerto para mostrar su solidaridad con una señora que decidió ponerse a dieta porque en su casa la trataban mal. Después, porque Cuba siempre le ha gustado, dijo que si alguno se moría en Cuba es porque no apreciaba la excelente comida cubana. Eso lo intentó arreglar diciendo que cárceles secretas también hay en España y ahora dice que el top manta existe porque nuestro capitalista gobierno malvado les mete en la carcel a los pobres negritos que no se meten con nadie (menos con Ramoncín, porque todos sabemos que los discos del Top Manta son todos de él, de Teddy y de la primera etapa de Cómplices).

El problema de Willy, aparte de que está resbalando sospechosamente en la grasa que va derramando, es que se descubre como una de esas personas que tanto abundan que consideran que este es un mundo de buenos y malos. Los buenos son muy buenos y los malos, malísimos de la muerte.

Es de esas personas que creen que unos no mienten nunca y otros mienten siempre.

Es de aquellos que, ademas, defienden sus ideas y a sus pastores ideológicos como si nunca se hubieran saltado un semáforo o siempre ayudaran a las viejecitas a cruzar la calle. Cree, como creen muchos, que si uno es banquero lo primero que hace por la mañana es cagarse en un obrero en paro. Cree, cómo no, que existe una conspiración mundial para acabar con el planeta y que los ricos se reúnen por las noches en sus fraternidades para fraguar un plan que acabe con los pobres malolientes que les rodean. Cree que la bondad sólo existe entre aquellos que ganan menos de 1000€ al mes y que las focas del ártico estan siendo amenazadas por las mutaciones genéticas de los vertidos de las grandes farmaceúticas y el efecto invernadero generado por los botes de laca que usan las ricachonas.

Y lo cree, y así lo defiende haciendo uso de la posición pública que le da su trabajo como buen actor que ha eliminado de su mente la capacidad innata del ser humano de equivocarse e incluso de ser mala persona aún teniendo firmes ideales. Al señor Toledo como a la señora Bardem (como voceras experimentada) se les olvida que todos los lados tienen algún mangante, que en todas las personas hay un diablillo malo, que nadie (salvo mi madre y la virgen) son intrínsecamente buenos.

Las buenas intenciones se suelen topar de bruces contra la realidad humana.

Supongo, como justificación, que lleva un tiempo preparando un papel en una de esas películillas sencillas de entender que se componen exclusivamente de buenos y malos, porque si no es así tiene que ser muy duro ser Willy Toledo: buen actor, mal opinador.

1 comentario:

  1. He de decir que hasta ahora el tandem Toledo-San Juan no me había deparado ninguna sorpresa. Tenía muy clara su visión del mundo y su división en buenos y malos, de forma que su actuación en aquella gala de los Goya, sus manifestaciones del no a la guerra y su ausencia, por contra, en esta última contra la presencia de los soldados españoles en Afganistán y su apoyo a algunas huelgas de hambre y la criminalización de otras me encajaban perfectamente.

    Tengo que reconocer, por otro lado, que esta última "preformance" en torno a los manteros, utilizando incluso extras, me ha sorprendido. Porque hasta ahora pensaba que todo eso formaba un bloque inseparable con profesar devoción a la SGAE, llamar a todo el mundo pirata y delincuente y lamentarse de que por nuestra culpa los pobres artistas están en la indigencia.

    A lo mejor este señor resulta tan caleidoscópico porque, ya que como actor no demuestra demasiada versatilidad (es uno de los que me da la impresión de que siempre están haciendo el mismo personaje), intenta lograrla, aunque sea sólo como ensayo para poder representar alguna vez distintos papeles, en su vida particular.

    Muy buena la entrada. Me ha gustado mucho.

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