Revisando webs sobre la gran expresión artistica del ultimo siglo que es la publicidad veo que la nueva frontera del publicista está basada en la infancia. No es una crítica, es una realidad. Los grandes anuncios contemporáneos ya no son de Coca-Cola, que siempre ha sido el alma máter de la publicidad por excelencia, ni siquiera de las marcas de coches. Ahora las instituciones públicas han contratado a los mejores publicitarios. Y algunos resultados son espectaculares.
No quiero ser crítico porque eso supondría un tremendo acto de fariseismo pero me pregunto si estas campañas son realmente eficientes. Me pregunto si lanzar un mensaje cada vez más duro no puede convertir este tipo de anuncios en lo que son los anuncios de tráfico: una anestesia para los sentidos.
Probablemente cometo el error de considerar que vivimos en una sociedad suficientemente adulta como para entender y asimilar otro tipo de mesajes y quizá por ello estos ejemplos que adjunto no sean más que un brillante ejercicio de magnifica brillantez artistica del profesional de la publicidad pero sin emabrgo dudo que sean eficientes.
Es un hecho que la publcidad ha pasado de ser un mero listado de virtudes de tal o cual producto a un generador de estados de opinion que altera nuestra manera de ver el mundo
Hace unos años ya el grupo de estudiosos que valora los resultados de aquellos anuncios con los que somos bombardeados habitualmente dictaminaron que el sexo ya no funciona como reclamo y que el humor está pasando a un segundo plano. Si nos damos cuenta las grandes campañas usan una estética más intensa, más "dramática" porque se ha demostrado que con ese tipo de entorno o escenificación el mensaje permanece en la memoria humana más tiempo.
El ego del profesional de la publicidad no debería de sobreponerse al niño que debemos proteger, a eso es lo que voy. ¿O acaso es ético endurecer el anuncio aún a riesgo de anestesiar ante determinados problemas?
¿y no sera que cuanto mas tiempo pasa, la realidad es mas cruel?
ResponderEliminar