3 de mayo de 2008

cuento de sabado pirata

-Dime que el cielo está más lejos de donde viven los piratas-.
Yo creo que se lo dije, aunque nunca se me dieron bien las mentiras y es que solamente sé‚ contar hasta cuatro.

Cuando cae el invierno, que parece que no llega hasta después de Navidad, es cuando se vuelven más urbanas las crónicas de blanco y negro. Probablemente es cuando, apremiados por el frío, caemos; caigo, mejor, presos de nuestros propios fantasmas. Acaba de pasar la Navidad y vuelvo a ser el mismo.

Ayer por la noche estuve paseando junto a la playa, la que está lejos, donde rompen las olas despacio, donde los niños parece que son como los que amaban los abuelos: pequeños, sonrientes. Ellas con lazos y ellos con chaqueta, despiertos, y en blanco y negro.

Se me acercó uno de esos niños y me preguntó por el cielo, yo sólo le dije lo que quería oír: que está más lejos de donde viven los piratas. El niño me sonrió, plácidamente, como si me quisiera hacer despertar el alma, y estuvimos jugando en la arena haciendo castillos para que se los llevara el agua.

Me preguntó, estaba cargado de preguntas, que de dónde venían las olas. Le dije, eso sí, y con ello creo que gané un tanto, que de donde vivían los piratas, que luchaban con sus barcos con tal fuerza que el mar se retorcía de furia y movían el agua hasta la playa.

El niño me miró extrañado, y miró hacia el mar, como buscando lejos una nave con calaveras en el mástil.
-Entonces- me dijo- la lluvia...¿es porque luchan los ángeles?-.
Ahí me pilló .- Los ángeles no luchan - contesté.
-¿Lloran?- y me miraba muy quieto, con el pelo liso de colonia.
- No - .

Estuve tentado de intentar explicarle la lluvia, las nubes, los rayos, el arco iris. Pero creía que debía buscar una explicación más acorde con todo lo que le había dicho, y además, no quería tener que admitir que le había mentido.
-La lluvia- y yo buscaba las palabras -viene del cielo, de allí donde no viven los piratas. No hay bribones con el ojo tapado, puede que algún briboncillo- y sonreí. Sonrió ‚él también. - La lluvia no viene de los ángeles, viene de Dios. Nos la manda para llenar el mar y que no puedan, los piratas, venir aprisa a por nosotros.-

Se quedó pensativo, pero volvió al castillo. Estábamos con las manos llenas de arena mojada, y construyendo en la orilla. Estaba yo con un niño en blanco y negro y hablando de piratas.


- Soy un pirata - me dijo .- La lluvia sólo viene de las nubes, las olas sólo siguen las fases de la Luna, y el castillo se lo lleva, pronto, el mar. Pero el cielo - mirándome a los ojos - sí que está más lejos de donde viven los piratas. El cielo está un poco más a la izquierda de aquella estrella que te guiña el ojo.-


El niño se levantó, se atusó el pelo, y me sonrió de nuevo. Estaban otros niños a lo lejos.
-¿Cómo lo sabes? - le pregunté. Giró la cabeza hacia sus amigos, se vio las manos llenas de arena.
-Esta mañana - entusiasmado - me lo ha dicho Peter Pan -.


Creo que después se marchó corriendo por la arena, y que estuvo jugando sin prestarme atención. El paseo se me estaba terminando y quizá estaba también deseando volver a mi urbe llena de gente sin preguntas. Los niños en blanco y negro, supongo que volverán a tropezarse conmigo algún día, aunque sea a la izquierda de la estrella que me guiña un ojo, aunque yo sea un niño, aunque se me sigan sin dar bien las mentiras.

2 comentarios:

  1. Vamos a contar mentiras, trala-ra, vamos a contar men--ti--ras...

    No sé porque ultimamente todo me recuerda a Ismael Serrano.

    Si Peter Pan viniera a buscarme una noche azul...

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  2. En cualquier caso, tu alma de mogigato, otra vez te traiciona, eso de: "la lluvia la trae dios..." No tiene precio...

    Pesi, no me extraña que seas tan "pesi", ¿de verdad crees en dios?
    Date una vuelta por blog de Tito&Jack, y empápate de "dios." jejeje!!

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